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1 Samuel 22:19 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

19 Luego fue a Nob, el pueblo de los sacerdotes, y mató a filo de espada a hombres y mujeres, a niños y recién nacidos, y hasta a los bueyes, asnos y ovejas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

19 Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, hirió a filo de espada; así a hombres como a mujeres, niños hasta los de pecho, bueyes, asnos y ovejas, todo lo hirió a filo de espada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Después se dirigió a Nob, la ciudad de los sacerdotes, y mató a las familias de los sacerdotes —hombres y mujeres, niños y recién nacidos— y a todo el ganado, burros, ovejas y cabras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Nob, la ciudad de los sacerdotes, fue pasada a cuchillo, incluyendo hombres y mujeres, niños y bebés, todo fue pasado a cuchillo hasta los bueyes, burros y corderos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, hirió a filo de espada, tanto a hombres como a mujeres, a niños y a lactantes, y a bueyes, y a asnos y a ovejas, a filo de espada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Y Saúl, por su parte, pasó a filo de espada a Nob, la ciudad de los sacerdotes: hombres y mujeres, muchachos y niños de pecho, bueyes, asnos y ovejas cayeron al filo de espada.

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1 Samuel 22:19
13 Referencias Cruzadas  

Hoy mismo se detendrá en Nob; agitará su puño contra el monte de la ciudad de Sión, el monte de Jerusalén.


Un estruendo de guerra se levantará contra su pueblo y todas sus fortalezas serán devastadas, como devastó Salmán a Bet Arbel en el día de la batalla, cuando las madres fueron destrozadas junto con sus hijos.


—¿Oyes lo que esos están diciendo? —protestaron. —Claro que sí —respondió Jesús—; ¿no han leído nunca: »“En los labios de los pequeñitos y de los niños de pecho has puesto tu alabanza”?».


porque habrá un juicio sin compasión para el que actúe sin compasión. ¡La compasión triunfa en el juicio!


Jericó, con todo lo que hay en ella, será destinada al exterminio como ofrenda al Señor. Solo se salvarán la prostituta Rajab y los que se encuentren en su casa, porque ella escondió a nuestros mensajeros.


Mataron a filo de espada a todo hombre y mujer, joven y anciano. Lo mismo hicieron con las vacas, las ovejas y los burros; destruyeron todo lo que tuviera aliento de vida. ¡La ciudad entera quedó arrasada!


Así que ve y ataca a los amalecitas ahora mismo. Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos”».


A Agag, rey de Amalec, lo capturó vivo, pero a todos los habitantes los mató a filo de espada.


Además de perdonarle la vida al rey Agag, Saúl y su ejército preservaron las mejores ovejas y vacas, los terneros más gordos y, en fin, todo lo que era de valor. Nada de esto quisieron destruir; solo destruyeron lo que era inútil y lo que no servía.


Cuando David llegó a Nob, fue a ver al sacerdote Ajimélec, quien al encontrarse con David se puso nervioso. —¿Por qué vienes solo? —preguntó—. ¿Cómo es que nadie te acompaña?


Entonces el rey mandó a llamar al sacerdote Ajimélec, hijo de Ajitob, y a todos sus parientes, que eran sacerdotes en Nob. Cuando llegaron,


Doeg el edomita, que se encontraba entre los oficiales de Saúl, dijo: —Yo vi al hijo de Isaí reunirse en Nob con Ajimélec, hijo de Ajitob.


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