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1 Pedro 2:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

5 también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Y ustedes son las piedras vivas con las cuales Dios edifica su templo espiritual. Además, son sacerdotes santos. Por la mediación de Jesucristo, ustedes ofrecen sacrificios espirituales que agradan a Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 También ustedes, como piedras vivas, edifíquense y pasen a ser un Templo espiritual, una comunidad santa de sacerdotes que ofrecen sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Cristo Jesús.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Vosotros también, como piedras vivas, estáis siendo° edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de° ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesús el Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Servid también vosotros de piedras vivas para edificar una casa espiritual destinada a un sacerdocio santo que ofrece sacrificios espirituales, agradables a Dios por medio de Jesucristo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.

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1 Pedro 2:5
34 Referencias Cruzadas  

Para la parte superior se usaron también piedras de buena calidad, cortadas a la medida, y vigas de cedro.


Que suba a tu presencia mi oración como una ofrenda de incienso, mis manos levantadas como el sacrificio de la tarde.


»¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo!


El que me ofrece su gratitud, me honra; al que enmiende su conducta le mostraré mi salvación».


ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. »Comunícales todo esto al pueblo de Israel».


La sabiduría construyó su casa y labró sus siete pilares.


Pero a ustedes los llamarán «sacerdotes del Señor»; les dirán «ministros de nuestro Dios». Se alimentarán de las riquezas de las naciones, y se jactarán de los tesoros de ellas.


Y de ellos escogeré también a algunos, para que sean sacerdotes y levitas», dice el Señor.


Piensen bien lo que dirán y vuélvanse al Señor con este ruego: «Perdónanos nuestras maldades y recíbenos con benevolencia, pues queremos ofrecerte el fruto de nuestros labios.


Porque desde donde nace el sol hasta donde se pone, grande es mi nombre entre las naciones. En todo lugar se ofrece incienso y ofrendas puras a mi nombre, porque grande es mi nombre entre las naciones —dice el Señor de los Ejércitos—.


Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.


para ser ministro de Cristo Jesús a los no judíos. Yo tengo el deber sacerdotal de proclamar el evangelio de Dios, a fin de que los no judíos lleguen a ser una ofrenda aceptable a Dios, santificada por el Espíritu Santo.


¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?


En efecto, nosotros somos colaboradores al servicio de Dios; y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios.


¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños;


¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo».


Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos y en especial a los de la familia de la fe.


Los levitas no tendrán herencia entre sus hermanos; el Señor mismo es su herencia, según les prometió.


llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.


Y aunque mi vida fuera derramada sobre el sacrificio y servicio que proceden de su fe, me alegro y comparto con todos ustedes mi alegría.


Ya he recibido todo lo que necesito y aún más; tengo hasta de sobra ahora que he recibido de Epafrodito lo que me enviaron. Es una ofrenda fragante, un sacrificio que Dios acepta con agrado.


Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.


si me retraso, sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad.


Cristo, en cambio, es fiel como Hijo al frente de la casa de Dios. Y esa casa somos nosotros, siempre y cuando mantengamos nuestra confianza y la esperanza que nos enorgullece.


Pero ustedes son descendencia escogida, sacerdocio regio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.


El que habla, hágalo como quien expresa las palabras mismas de Dios; el que presta algún servicio, hágalo con la fortaleza que Dios le proporciona. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.


Porque es tiempo de que el juicio comience por la familia de Dios; y si comienza por nosotros, ¿cómo será el fin de los que se rebelan contra el evangelio de Dios?


al que ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes al servicio de Dios su Padre, ¡a él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén.


Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección. La segunda muerte no tiene poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años.


Al que salga vencedor lo haré columna del templo de mi Dios y ya no saldrá jamás de allí. Sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la nueva Jerusalén, ciudad de mi Dios, la que baja del cielo de parte de mi Dios; también grabaré sobre él mi nombre nuevo.


De ellos hiciste un reino; los hiciste sacerdotes al servicio de nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra».


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