La gente que fácilmente se enoja siempre provoca peleas; la gente violenta comete muchos errores.
El hombre iracundo levanta contiendas, Y el furioso muchas veces peca.
La persona enojada comienza pleitos; el que pierde los estribos con facilidad comete todo tipo de pecados.
El violento multiplica las peleas, el arrebatado comete una y otra falta.
El hombre irascible levanta contiendas, Y el furioso abunda en transgresiones.
El hombre violento suscita la disputa, el hombre iracundo amontona pecados.