Querido jovencito, no te fijes en bebidas embriagantes que atraen por su color y brillo, pues se beben fácilmente,
No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente;
No te fijes en lo rojo que es el vino, ni en cómo burbujea en la copa, ni en lo suave que se desliza.
No te dejes fascinar por el vino: ¡qué rojo más hermoso, transparente en la copa, y cómo baja!
No mires al vino cuando rojea, Y lanza destellos en la copa, Porque fluye suavemente,
No mires el vino: ¡Cómo colorea! ¡Cómo chispea en la copa! ¡Con qué suavidad se desliza!