»Soy tan ignorante que no sé qué decirle a Dios; enséñame cómo responderle.
Muéstranos qué le hemos de decir; Porque nosotros no podemos ordenar las ideas a causa de las tinieblas.
»Entonces, enséñanos qué decirle a Dios. Somos demasiado ignorantes para presentar nuestros propios argumentos.
Enséñame qué debemos decirle... Quedémonos aquí que ya viene la oscuridad.
¡Haznos saber qué le diremos! Porque no podemos ordenar nuestros pensamientos a causa de las tinieblas.
Enséñanos qué habremos de decirle: nosotros no sabemos discutir en tinieblas.