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Juan 10:1 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

1 Os aseguro que quien no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino por cualquier otra parte, es un ladrón y un salteador.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 »Les digo la verdad, el que trepa por la pared de un redil a escondidas en lugar de entrar por la puerta ¡con toda seguridad es un ladrón y un bandido!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 En verdad les digo: el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino que salta por algún otro lado, ése es un ladrón y un salteador.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 En verdad, en verdad os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino sube por otra parte, es ladrón y salteador.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 'En verdad os lo aseguro: el que no entra por la puerta al redil de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es bandido y ladrón;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, el tal es ladrón y salteador.

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Juan 10:1
28 Referencias Cruzadas  

Tened cuidado con los falsos profetas. Llegan a vosotros haciéndose pasar por inocentes ovejas, cuando en realidad son lobos feroces.


Entonces Jesús se lo explicó con estas palabras: - Os aseguro que yo soy la puerta del aprisco.


Jesús le respondió: - Pues yo te aseguro que sólo el que nace de nuevo podrá alcanzar el reino de Dios.


Y, finalmente, ¿cómo va a proclamarse ese mensaje, si no existen los mensajeros? Por eso dice la Escritura: ¡Bien venidos sean los que llegan anunciando buenas nuevas!


Es gente que no está al servicio de Cristo nuestro Señor, sino al de sus propios apetitos. Halagos y lisonjas son sus armas, con las que embaucan a los incautos.


Y es preciso que se les tape la boca, porque no hacen más que ir de casa en casa haciendo estragos y enseñando lo que no deben, en busca de una vil ganancia.


Es ésta, además, una dignidad que nadie puede hacer suya por propia iniciativa; sólo Dios es quien llama, como llamó a Aarón.


Acerca de esta salvación indagaron e investigaron los profetas cuando anunciaban los bienes que Dios os tenía destinados.


Pero así como antaño hubo falsos profetas en medio del pueblo de Israel, así también habrá entre vosotros falsos maestros que propagarán doctrinas de perdición. Se atreverán incluso a negar al Señor que los ha salvado, y de este modo se acarrearán un desastre fulminante.


En su ambición querrán, con palabras engañosas, utilizaros a vosotros como objetos de compraventa; pero hace tiempo que está dictada su condena, y pronta para consumarse su ruina.


Queridos hijos, andan por ahí muchos pretendidos profetas que presumen de poseer el Espíritu de Dios. Antes de fiaros de ellos, comprobad si verdaderamente lo poseen.


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