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Lucas 5:32 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

32 No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores y necesitan arrepentirse».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

32 No he venido para llamar a los buenos, sino para invitar a los pecadores a que se arrepientan.

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La Biblia Textual 3a Edicion

32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan'.

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Lucas 5:32
26 Referencias Cruzadas  

Porque lo dice el excelso y sublime, el que vive para siempre, cuyo nombre es santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los quebrantados.


»Tened cuidado de no menospreciar a uno de estos pequeños. Porque os digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.


Pero id y aprended qué significa esto: “Lo que quiero es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.


porque se daba cuenta de que los jefes de los sacerdotes habían entregado a Jesús por envidia.


Y resulta que un hombre llamado Barrabás estaba encarcelado con los rebeldes condenados por haber cometido homicidio en una insurrección.


Al oírlos, Jesús les contestó: ―No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.


Os digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente.


Os digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.


Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.


y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.


―No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos —les contestó Jesús—.


Algunos le dijeron a Jesús: ―Los discípulos de Juan ayunan y oran con frecuencia, lo mismo que los discípulos de los fariseos, pero los tuyos se pasan el día comiendo y bebiendo.


Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia, pero ahora manda a todos, en todas partes, que se arrepientan.


―Arrepentíos y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados —les contestó Pedro—, y recibiréis el don del Espíritu Santo.


A judíos y a griegos he instado a convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor Jesús.


Por tanto, para que sean borrados vuestros pecados, arrepentíos y volveos a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor,


Cuando Dios resucitó a su siervo, lo envió primero a vosotros para daros la bendición de que cada uno se convierta de sus maldades».


Por su poder, Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.


El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan.


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