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Jeremías 5:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

9 ¿Y no los he de castigar por esto? —afirma el Señor—. ¿Acaso no he de vengarme de semejante nación?

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 ¿No había de castigar esto? dijo Jehová. De una nación como esta, ¿no se había de vengar mi alma?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 ¿No habría de castigarlos por esto? —dice el Señor—. ¿No habría de vengarme contra semejante nación?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 ¿Y no voy a castigar tales acciones? ¿No he de vengarme de una nación como ésta? Así, dice Yavé:

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¿No he de visitar por estas cosas? dice YHVH, ¿Y de una nación semejante no ha de vengarse mi alma?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 ¿No voy a castigar estas cosas? -oráculo de Yahveh-. Y de una nación como ésta, ¿no he de vengarme?

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Jeremías 5:9
23 Referencias Cruzadas  

Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede tocarla y quedar impune.


Por eso afirma el Señor, el Señor Todopoderoso, el Fuerte de Israel: «Me desquitaré de mis adversarios, me vengaré de mis enemigos.


Las piedras lisas de los arroyos serán tu herencia; sí, ellas serán tu destino. Ante ellas has derramado libaciones y has presentado ofrendas de grano. Ante estas cosas, ¿me quedaré callado?


Por eso, así dice el Señor, el Dios de Israel, a los pastores que apacientan a mi pueblo: «Vosotros habéis dispersado a mis ovejas; las habéis expulsado y no os habéis encargado de ellas. Pues bien, yo me encargaré de castigaros por vuestras malas acciones —afirma el Señor—.


Desde el día en que construyeron esta ciudad hasta hoy, ella ha sido para mí motivo de ira y de furor. Por eso la quitaré de mi presencia,


Cuando el Señor ya no pudo soportar más las malas acciones y las cosas abominables que hacíais, vuestro país se convirtió en objeto de maldición, en un lugar desértico, desolado y sin habitantes, tal como está hoy.


»Subid por los surcos de esta viña y arrasadla, pero no acabéis con ella. Arrancadle sus sarmientos, porque no son del Señor.


¿Y no los he de castigar por esto? ¿No he de vengarme de semejante nación? —afirma el Señor—.


Pero yo estoy lleno de la ira del Señor, y ya no puedo contenerme. «Derrama tu ira sobre los niños de la calle, sobre los grupos de jóvenes, porque serán apresados el marido y la mujer, la gente madura y la entrada en años.


Así dice el Señor Todopoderoso: «¡Talad árboles y levantad una rampa contra Jerusalén! Esta ciudad debe ser castigada, pues en ella no hay más que opresión.


Su lengua es una flecha mortífera, su boca solo sabe engañar; hablan cordialmente con su amigo, mientras en su interior le tienden una trampa.


¿Y no los he de castigar por esto? —afirma el Señor—. ¿Acaso no he de vengarme de semejante nación?»


Hemos pecado, hemos sido rebeldes, y tú no has querido perdonarnos.


Tu castigo se ha cumplido, bella Sión; Dios no volverá a desterrarte. Pero a ti, capital de Edom, te castigará por tu maldad y pondrá al descubierto tus pecados.


No voy a tratarte con piedad ni a tener compasión de ti, sino que te haré pagar cara tu conducta y tus prácticas repugnantes. Así sabrás que yo, el Señor, también puedo herir.


La llamaré a cuentas por los días en que quemaba ofrendas a sus falsos dioses, cuando se adornaba con zarcillos y joyas, y, olvidándose de mí, se iba tras sus amantes —afirma el Señor—.


Me han ofrecido sacrificios y ofrendas, y se han comido la carne, pero eso a mí no me agrada. Voy ahora a tener en cuenta sus perversidades, y castigaré sus pecados; ¡y tendrán que regresar a Egipto!


y aun la tierra misma se contaminó. Por eso la castigué por su perversidad, y ella vomitó a sus habitantes.


Dejaré caer sobre vosotros la espada de la venganza prescrita en el pacto. Cuando os retiréis a vuestras ciudades, os enviaré una plaga, y caeréis en poder del enemigo.


El Señor es un Dios celoso y vengador. ¡Señor de la venganza, Señor de la ira! El Señor se venga de sus adversarios; es implacable con sus enemigos.


Mía es la venganza; yo pagaré. A su debido tiempo, su pie resbalará. Se apresura su desastre, y el día del juicio se avecina”.


»Alegraos, naciones, con el pueblo de Dios; él vengará la sangre de sus siervos. ¡Sí! Dios se vengará de sus enemigos, y hará expiación por su tierra y por su pueblo».


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