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2 Samuel 5:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

7 Pero David logró capturar la fortaleza de Sión, que ahora se llama la Ciudad de David.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 Pero David tomó la fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Pero David tomó la fortaleza de Sion, la que ahora se llama Ciudad de David.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Pero David se apoderó de la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Pero David capturó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Pero David se apoderó de la fortaleza de Sión, es decir, de la Ciudad de David.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Pero David tomó la fortaleza de Sión, la cual es la ciudad de David.

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2 Samuel 5:7
27 Referencias Cruzadas  

Aquel día David dijo: «Todo el que vaya a matar a los jebuseos, que suba por el acueducto, para alcanzar a los cojos y a los ciegos. ¡Los aborrezco!» De ahí viene el dicho: «Los ciegos y los cojos no entrarán en el palacio».


David se instaló en la fortaleza y la llamó Ciudad de David. También construyó una muralla alrededor, desde el terraplén hasta el palacio,


Y, como ya no quería llevarse el arca del Señor a la Ciudad de David, ordenó que la trasladaran a la casa de Obed Edom, oriundo de Gat.


En cuanto le contaron al rey David que por causa del arca el Señor había bendecido a la familia de Obed Edom y toda su hacienda, David fue a la casa de Obed Edom y, en medio de gran algarabía, trasladó el arca de Dios a la Ciudad de David.


Sucedió que, al entrar el arca del Señor en la Ciudad de David, Mical hija de Saúl se asomó a la ventana; y, cuando vio que el rey David estaba saltando y bailando delante del Señor, sintió por él un profundo desprecio.


David murió y fue sepultado en la ciudad que lleva su nombre.


Salomón entró en alianza con el faraón, rey de Egipto, casándose con su hija, a la cual llevó a la Ciudad de David mientras terminaba de construir su palacio, el templo del Señor y el muro alrededor de Jerusalén.


Entonces el rey Salomón mandó que los ancianos de Israel, y todos los jefes de las tribus y los patriarcas de las familias israelitas se congregaran ante él en Jerusalén para trasladar el arca del pacto del Señor desde Sión, la Ciudad de David.


Los terraplenes se hicieron después de que la hija del faraón se trasladó de la Ciudad de David al palacio que Salomón le había construido.


David se estableció en la fortaleza, y por eso la llamaron «Ciudad de David».


Fue sepultado junto con los reyes en la Ciudad de David, porque había servido bien a Israel y a Dios y su templo.


Entonces Salomón mandó que los ancianos de Israel, y todos los jefes de las tribus y los patriarcas de las familias israelitas, se congregaran en Jerusalén para trasladar el arca del pacto del Señor desde Sión, la Ciudad de David.


Salún hijo de Coljozé, gobernador del distrito de Mizpa, reconstruyó la puerta de la Fuente, la techó y la colocó en su lugar con sus cerrojos y barras. Reconstruyó también el muro del estanque de Siloé, que está junto al jardín del rey, hasta las gradas que llevan a la Ciudad de David.


El Señor ha escogido a Sión; su deseo es hacer de este monte su morada:


«He establecido a mi rey sobre Sión, mi santo monte».


Caminad alrededor de Sión, caminad en torno a él y contad sus torres.


En las fortificaciones de Sión Dios se ha dado a conocer como refugio seguro.


En tu buena voluntad, haz que prospere Sión; levanta los muros de Jerusalén.


El Señor ama las entradas de Sión más que todas las moradas de Jacob.


Cantad salmos al Señor, el rey de Sión; proclamad sus proezas entre las naciones.


¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión; realmente es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!»


«El Redentor vendrá a Sión; ¡vendrá a todos los de Jacob que se arrepientan de su rebeldía! —afirma el Señor—.


¡Yo estoy contra ti, Jerusalén, reina del valle, roca de la llanura! —afirma el Señor—. Vosotros decís: ‘¿Quién podrá venir contra nosotros? ¿Quién podrá entrar en nuestros refugios?’


y muchas naciones se acercarán, diciendo: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Dios mismo nos instruirá en sus caminos, y así andaremos en sus sendas». Porque de Sión viene la instrucción; de Jerusalén, la palabra del Señor.


como está escrito: «Mirad que pongo en Sión una piedra de tropiezo y una roca que hace caer; pero el que confíe en él no será defraudado».


Por el contrario, os habéis acercado al monte Sión, a la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente. Os habéis acercado a millares y millares de ángeles, a una asamblea gozosa,


Luego miré, y apareció el Cordero. Estaba de pie sobre el monte Sión, en compañía de ciento cuarenta y cuatro mil personas que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre.


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