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2 Samuel 16:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

4 ―Bueno —replicó el rey—, todo lo que antes fue de Mefiboset ahora es tuyo. ―¡A tus pies, mi señor y rey! —exclamó Siba—. ¡Que cuente yo siempre con tu favor!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Entonces el rey dijo a Siba: He aquí, sea tuyo todo lo que tiene Mefi-boset. Y respondió Siba inclinándose: Rey señor mío, halle yo gracia delante de ti.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 —En ese caso —le dijo el rey a Siba—, te doy todo lo que le pertenece a Mefiboset. —Me inclino ante usted —respondió Siba—, que yo siempre pueda complacerlo, mi señor el rey.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 El rey dijo a Siba: 'Todo lo que tiene Meribaal te pertenece'. Siba respondió: '¡Sólo puedo inclinarme, que siempre cuente con el favor del rey mi señor!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Entonces el rey dijo a Siba: ¡He aquí que todo lo que pertenece a Mefi-boset es tuyo! Y Siba dijo: ¡Oh rey señor mío, me postro y espero hallar gracia ante tus ojos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Entonces el rey dijo a Sibá: 'Para ti será todo lo que pertenece a Meribaal'. Respondió Sibá: 'Me postro ante ti. ¡Goce yo de tu favor, oh rey, mi señor!'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Entonces el rey dijo a Siba: He aquí, sea tuyo todo lo que tiene Mefiboset. Y Siba inclinándose, respondió: Rey señor mío, halle yo gracia delante de ti.

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2 Samuel 16:4
14 Referencias Cruzadas  

Postrándose rostro en tierra, Joab le hizo una reverencia al rey y le dio las gracias, añadiendo: ―Hoy sé que cuento con el favor de mi señor y rey, pues el rey ha accedido a mi petición.


Cuando aquella mujer de Tecoa se presentó ante el rey, le hizo una reverencia y se postró rostro en tierra. ―¡Ayúdame, oh rey! —exclamó.


―Regresa a tu casa, que yo me encargaré de este asunto —respondió el rey.


Entonces el rey le preguntó: ―¿Dónde está el nieto de tu amo? ―Se quedó en Jerusalén —respondió Siba—. Él se imagina que ahora la nación de Israel le va a devolver el reino de su abuelo.


Cuando el rey David llegó a Bajurín, salía de allí un hombre de la familia de Saúl, llamado Simí hijo de Guerá. Este se puso a maldecir,


y ahora me ha calumniado ante mi señor el rey. Sin embargo, mi señor el rey es como un ángel de Dios y puedes hacer conmigo lo que mejor te parezca.


Cuando Mefiboset, que era hijo de Jonatán y nieto de Saúl, estuvo en presencia de David, se inclinó ante él rostro en tierra. ―¿Eres tú Mefiboset? —le preguntó David. ―A tus órdenes —respondió.


Pero David llamó a Siba, el administrador de Saúl, y le dijo: ―Todo lo que pertenecía a tu amo Saúl y a su familia se lo entrego a su nieto Mefiboset.


»No aceptes soborno, porque nubla la vista y tuerce las sentencias justas.


Es necio y vergonzoso responder antes de escuchar.


El primero en presentar su caso parece inocente, hasta que llega la otra parte y lo refuta.


El afán sin conocimiento no vale nada; mucho yerra quien mucho corre.


»Un solo testigo no bastará para condenar a un hombre acusado de cometer algún crimen o delito. Todo asunto se resolverá mediante el testimonio de dos o tres testigos.


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