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2 Samuel 14:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

14 Así como el agua que se derrama en tierra no se puede recoger, así también todos tenemos que morir. Pero Dios no nos arrebata la vida, sino que provee los medios para que el desterrado no siga separado de él para siempre.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

14 Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas por tierra, que no pueden volver a recogerse; ni Dios quita la vida, sino que provee medios para no alejar de sí al desterrado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Todos moriremos algún día. Nuestra vida es como agua derramada en el suelo, la cual no se puede volver a juntar. Pero Dios no arrasa con nuestra vida, sino que idea la manera de traernos de regreso cuando hemos estado separados de él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Todos estamos condenados a morir: no se recupera el agua que se derrama en el suelo; Dios no hace que vuelvan los muertos. Que el rey, pues, busque los medios para que regrese el que fue exiliado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Pues irremisiblemente hemos de morir, y somos como agua derramada en la tierra, que no puede ser recogida, pero ’Elohim no quita la vida, sino que provee medios para que el desterrado no siga alejado de Él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Todos hemos de morir; y como el agua que se derrama en tierra no vuelve a recogerse, así Dios tampoco levanta un cadáver. Piense, pues, sus planes el rey, para no mantener desterrado lejos de él al proscrito.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas en la tierra, que no pueden volver a recogerse; y Dios no hace acepción de personas, sino que provee los medios para que su desterrado no quede alejado de Él.

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2 Samuel 14:14
31 Referencias Cruzadas  

Entonces David le dijo al mensajero: ―Dile a Joab de mi parte que no se aflija tanto por lo que ha pasado, pues la espada devora sin discriminar. Dile también que reanude el ataque contra la ciudad, hasta destruirla. Y anímalo.


»Yo he venido a hablar con mi señor el rey porque hay gente que me ha infundido temor. He pensado: “Voy a hablarle al rey; tal vez me conceda lo que le pida,


Así que haré sufrir a la descendencia de David, aunque no para siempre”».


Si el hombre muere, ya no vuelve a la vida. Cada día de mi servicio obligatorio esperaré que llegue mi relevo.


Sé muy bien que me harás bajar al sepulcro, a la morada final de todos los vivientes.


todo el género humano perecería, ¡la humanidad entera volvería a ser polvo!


Dios no se muestra parcial con los príncipes ni favorece a los ricos más que a los pobres. ¡Unos y otros son obra de sus manos!


Como agua he sido derramado; dislocados están todos mis huesos. Mi corazón se ha vuelto como cera, y se derrite en mis entrañas.


Se ha secado mi vigor como una teja; la lengua se me pega al paladar. ¡Me has hundido en el polvo de la muerte!


Que se escurran, como el agua entre los dedos; que se rompan sus flechas al tensar el arco.


¿Se habrá agotado su gran amor eterno, y sus promesas por todas las generaciones?


Por toda Jerusalén han derramado su sangre, como si derramaran agua, y no hay quien entierre a los muertos.


Algunos llegamos hasta los setenta años, quizás alcancemos hasta los ochenta, si las fuerzas nos acompañan. Tantos años de vida, sin embargo, solo traen pesadas cargas y calamidades: pronto pasan, y con ellos pasamos nosotros.


Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, cuando dices: «¡Volveos al polvo, mortales!»


»Si el homicidio no fue intencional, pues ya estaba de Dios que ocurriera, el asesino podrá huir al lugar que yo designaré.


Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido.


El Señor nos ha rechazado, pero no será para siempre.


¿Acaso creéis que me complace la muerte del malvado? ¿No quiero más bien que abandone su mala conducta y que viva? Yo, el Señor, lo afirmo.


»Pero, si confiesan su maldad y la maldad de sus padres, y su traición y constante rebeldía contra mí,


Estas seis ciudades les servirán de refugio a los israelitas y a los extranjeros, sean estos inmigrantes o residentes. Cualquiera que inadvertidamente dé muerte a alguien podrá refugiarse en estas ciudades.


La comunidad deberá proteger del vengador al acusado, dejando que el acusado regrese a la ciudad de refugio adonde huyó, y que se quede allí hasta la muerte del sumo sacerdote que fue ungido con el aceite sagrado.


Así que el acusado debe permanecer en su ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote. Después de eso podrá volver a su heredad.


Enviaron algunos de sus discípulos junto con los herodianos, los cuales le dijeron: ―Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro y que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias.


Pedro tomó la palabra, y dijo: ―Ahora comprendo que en realidad Dios no tiene favoritismos,


Porque Dios no tiene favoritismos.


Porque el Señor tu Dios es Dios de dioses y Señor de señores; él es el gran Dios, poderoso y terrible, que no actúa con parcialidad ni acepta sobornos.


Y así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio,


Ya que invocáis como Padre al que juzga con imparcialidad las obras de cada uno, vivid con temor reverente mientras seáis peregrinos en este mundo.


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