Job 8:20 - Biblia Nueva Traducción Viviente

²⁰ »Sin embargo, mira, Dios no rechazará a una persona íntegra, tampoco dará una mano a los malvados.

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

²⁰ He aquí, Dios no aborrece al perfecto, Ni apoya la mano de los malignos.

Biblia Católica (Latinoamericana)

²⁰ No, Dios no desprecia al hombre íntegro, ni tampoco toma de la mano a los malvados.

La Biblia Textual 3a Edicion

²⁰ Mira que Dios no rechaza al íntegro, Ni sostiene la mano de los malvados.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

²⁰ No; Dios no desprecia al justo, ni presta ayuda a los malvados.

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

²⁰ He aquí, Dios no desechará al hombre perfecto, ni tampoco ayudará a los malhechores.

Biblia Traducción en Lenguaje Actual

²⁰ »Dios acepta al honrado, y rechaza al malvado.

Job 8:20 Referencias Cruzadas

Génesis 18:25

Seguro que tú no harías semejante cosa: destruir al justo junto con el malvado. ¡Pues estarías tratando al justo y al malvado exactamente de la misma manera! ¡Sin duda, tú no harías eso! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no haría lo que es correcto?

Job 21:30

Los malvados se salvan en tiempos de calamidad y se les permite escapar del desastre.

Job 4:7

»¡Detente a pensar! ¿Mueren los inocentes? ¿Cuándo han sido destruidos los justos?

Job 9:22

Inocente o perverso, para Dios es lo mismo, por eso digo: “Él destruye tanto al intachable como al perverso”.

Salmos 34:17

El Señor oye a los suyos cuando claman a él por ayuda; los rescata de todas sus dificultades.

Salmos 37:24

Aunque tropiecen, nunca caerán, porque el Señor los sostiene de la mano.

Salmos 37:37

Miren a los que son buenos y honestos, porque a los que aman la paz les espera un futuro maravilloso.

Salmos 94:14

El Señor no rechazará a su pueblo; no abandonará a su posesión más preciada.

Proverbios 10:9

Las personas con integridad caminan seguras, pero las que toman caminos torcidos serán descubiertas.

Isaías 45:1

Esto le dice el Señor a Ciro, su ungido, cuya mano derecha llenará de poder. Ante él, los reyes poderosos quedarán paralizados de miedo; se abrirán las puertas de sus fortalezas y nunca volverán a cerrarse.