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Lucas 23:2 - Versión Biblia Libre

Allí comenzaron a acusarlo. “Encontramos a este hombre engañando a nuestra nación, diciéndole a la gente que no pagara los impuestos al César, y declarándose a sí mismo como el Mesías, como un rey”, dijeron.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y comenzaron a acusarle, diciendo: A este hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Comenzaron a presentar su caso: «Este hombre ha estado llevando al pueblo por mal camino al decirles que no paguen los impuestos al gobierno romano y al afirmar que él es el Mesías, un rey».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Allí empezaron con sus acusaciones: 'Hemos comprobado que este hombre es un agitador. Se opone a que se paguen los impuestos al César y pretende ser el rey enviado por Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y comenzaron a acusarlo, diciendo: Hemos hallado° que éste pervierte° nuestra nación, y no sólo prohíbe dar tributo a César, sino que dice que él mismo es el Mesías rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y comenzaron a acusarlo: 'Hemos encontrado a este hombre, que pervierte a nuestro pueblo prohibiendo pagar los tributos al César y diciendo que él es Cristo rey'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y comenzaron a acusarle, diciendo: Hemos hallado que Éste pervierte la nación; y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que Él mismo es Cristo, un Rey.

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Otras versiones



Lucas 23:2
33 Referencias Cruzadas  

Cuando Acab vio a Elías, le dijo: “¿Eres tú el que está causando problemas a Israel?”


Testigos hostiles se levantan en mi contra, acusándome de crímenes de los que no sé nada al respecto.


Ellos hacen planes para derribarme desde mi lugar alto y aman el engaño. Delante de mí me elogian, pero en su corazón me maldicen. Selah.


He oído a mucha gente murmurar: “¡Él es el que dice que el terror está en todas partes! ¡Hay que denunciarle! Denunciar lo que hace!” Todos mis buenos amigos están esperando que cometa un error. “Tal vez cometa un error para que podamos derrotarlo y vengarnos de él”, dicen.


Los oficiales le dijeron al rey: “Este hombre merece morir porque está desmoralizando a los defensores que quedan en la ciudad, y también a todo el pueblo, al decirles esto. Este hombre no trata de ayudar a esta gente, sólo va a destruirla”.


Entonces Amasías, el sacerdote de Betel, envió un mensaje a Jeroboam, rey de Israel, diciendo: “Amós está conspirando contra ustedes en el pueblo de Israel. ¡Lo que dice es insoportable!


En un mes despedí a tres pastores. Mi paciencia con ellos se agotó, y ellos también me odiaron.


Pero para no ofender a nadie, ve al lago y saca un pez con un anzuelo. Saca el primer pez que atrapes, y cuando abras su boca encontrarás una moneda estatera. Toma la moneda y paga por ti y por mi”.


“Es del césar”, respondieron ellos. “Ustedes deben dar al César lo es del César, y a Dios lo que es de Dios”, les dijo.


Jesús fue llevado delante de Pilato el gobernador, quien le preguntó: “¿Eres tu el Rey de los Judíos?” “Tú lo has dicho”, respondió Jesús.


“Entonces devuelvan al césar lo que le pertenece al césar, y a Dios lo que le pertenece a Dios”, les dijo Jesús. Y ellos estaban sorprendidos de su respuesta.


Pilato le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?” “Tú lo has dicho”, respondió Jesús.


y les dijo: “Ustedes trajeron a este hombre delante de mí, acusándolo de incitar al pueblo a la rebelión. Lo he examinado cuidadosamente delante de ustedes, y no lo encuentro culpable de los cargos que ustedes han presentado contra él.


Pero ellos insistieron, diciendo: “Está incitando una rebelión por toda Judea con sus enseñanzas, desde Galilea hasta aquí en Jerusalén”.


Entonces Pilato salió a recibirlos. “¿Qué cargos traen en contra de este hombre?” preguntó él.


“Si no fuera un criminal, no lo habríamos traído ante ti”, respondieron ellos.


Cuando Pilato escuchó esto, trató de liberar a Jesús, pero los líderes judíos gritaban: “Si liberas a este hombre, no eres amigo del César. Cualquiera que se proclama a sí mismo como rey, se rebela contra el César”.


Tampoco pueden probarle a usted ninguna de sus demás acusaciones contra mí.


Nos dimos cuenta de que este hombre es una verdadera peste, levantando rebeliones entre los judíos, y es cabecilla de la secta nazarena.


Paguen todo lo que deban: los impuestos a las autoridades de impuestos; muestren respeto a los que deben recibir respeto, y rindan honra a los que deban recibir honra.