¡Cuán grande es el Señor, el Dios de Israel, quien vive por siempre y para siempre! ¡Todo el mundo diga “Amén”! ¡Alaben al Señor!
Lucas 2:20 - Versión Biblia Libre Los pastores regresaron a cuidar de sus rebaños, glorificando y agradeciendo a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues sucedió tal como se les había dicho. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. Biblia Nueva Traducción Viviente Los pastores regresaron a sus rebaños, glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído. Todo sucedió tal como el ángel les había dicho. Biblia Católica (Latinoamericana) Después los pastores regresaron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado. La Biblia Textual 3a Edicion Y los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como les había sido dicho. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como se les había anunciado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y se volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. |
¡Cuán grande es el Señor, el Dios de Israel, quien vive por siempre y para siempre! ¡Todo el mundo diga “Amén”! ¡Alaben al Señor!
Alaben al Señor por su gran amor, y por todas las cosas hermosas que hace por la gente.
Alaben al Señor por su gran amor, y por todas las cosas hermosas que hace por la gente.
Alaben al Señor por su gran amor, y por todas las cosas hermosas que hace por la gente.
Los humildes serán aún más felices en el Señor, y los pobres encontrarán su alegría en el Santo de Israel.
Cuando las multitudes vieron lo que había sucedido, estaban atemorizados. Entonces alabaron a Dios por haber dado a los seres humanos semejante poder.
Esto es lo que él decía: “Después de mi viene uno que es más grande que yo. Yo no soy digno de desatar sus sandalias.
De inmediato el hombre pudo ver. Y seguía a Jesús, alabando a Dios. Todos los que estaban allí y vieron lo que había sucedido también alabaron a Dios.
Después de escuchar esta explicación, no volvieron a discutir con él, y alababan a Dios, diciendo: “Ahora Dios ha concedido también a los extranjeros la oportunidad de arrepentimiento y de tener vida eterna”.