Ese mismo día el hombre de Dios dio una señal, diciendo: “Esta es la señal que prueba que el Señor ha hablado. ¡Miren! El altar se partirá, y las cenizas que hay sobre él se derramarán”.
Juan 2:18 - Versión Biblia Libre Los líderes judíos reaccionaron, preguntándole: “¿Qué derecho tienes para hacer esto? ¡Muéstranos una señal milagrosa para probarlo!” Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Biblia Nueva Traducción Viviente Pero los líderes judíos exigieron: —¿Qué estás haciendo? Si Dios te dio autoridad para hacer esto, muéstranos una señal milagrosa que lo compruebe. Biblia Católica (Latinoamericana) Los judíos intervinieron: '¿Qué señal milagrosa nos muestras para justificar lo que haces?' La Biblia Textual 3a Edicion Interviniendo entonces los judíos, le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los judíos le dijeron: '¿Qué señal nos muestras para poder tú hacer esto?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y respondieron los judíos y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? |
Ese mismo día el hombre de Dios dio una señal, diciendo: “Esta es la señal que prueba que el Señor ha hablado. ¡Miren! El altar se partirá, y las cenizas que hay sobre él se derramarán”.
“Cuando el Faraón te pregunte: ‘¿Por qué no haces un milagro, entonces?’ dile a Aarón: ‘Toma tu bastón y tíralo delante del Faraón’, y se convertirá en una serpiente”.
Entonces Jesús entró al Templo. Los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo vinieron a él mientras enseñaba y le preguntaron, “¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te dio esta autoridad?”
Los Fariseos llegaron y comenzaron a discutir con él, queriendo que les mostrara alguna señal milagrosa del cielo, tratando así de probarlo.
A medida que la gente se amontonaba a su alrededor, Jesús comenzó a decir: “Esta es una generación maligna, pues están buscando una señal milagrosa, pero no se les dará ninguna señal, sino la señal de Jonás.
Esto es lo que Juan afirmó públicamente cuando los líderes judíos enviaron sacerdotes y Levitas desde Jerusalén para preguntarle: “¿Quién eres tú?”
le preguntaron: “¿Por qué, entonces, estás bautizando, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?”
“¿Qué milagro harás para que lo veamos y podamos creerte? ¿Qué puedes hacer?” le preguntaron.
Y trajeron a Pedro y a Juan delante de ellos, y les preguntaron: “¿Con qué poder o autoridad han hecho esto?”
“¿Acaso no les dimos orden de no enseñar en este nombre?” preguntó el Sumo Sacerdote, con tono exigente. “¡Miren, han saturado a toda Jerusalén con su enseñanza, y ahora ustedes tratan de culparnos por la muerte de él!”