¡El Señor es grande y es digno de suprema alabanza! ¡Su grandeza no se puede medir!
Juan 10:29 - Versión Biblia Libre Mi Padre, quien me las entregó, es más grande que cualquier otra persona; y a Él nadie se las puede arrebatar. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Biblia Nueva Traducción Viviente porque mi Padre me las ha dado, y él es más poderoso que todos. Nadie puede quitarlas de la mano del Padre. Biblia Católica (Latinoamericana) Aquello que el Padre me ha dado es más fuerte que todo, y nadie puede arrebatarlo de la mano de mi Padre. La Biblia Textual 3a Edicion Lo° que me ha dado mi Padre es mayor que todas las cosas, y nadie puede arrebatarlo de la mano del Padre. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mi Padre, que me las ha confiado, es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de las manos del Padre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mi Padre que me las dio, mayor que todos es, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. |
¡El Señor es grande y es digno de suprema alabanza! ¡Su grandeza no se puede medir!
Esto me convence de que el Señor es más grande que todos los demás dioses, porque salvó al pueblo de los egipcios cuando actuaron tan arrogantemente con los israelitas”.
Sus señales son increíbles. Sus maravillas son asombrosas. Su reino es un reino eterno, y su gobierno durará por todas las generaciones.
Malditos son los que engañan y juran traer un carnero como sacrificio, y luego traen un animal imperfecto ante el Señor. ¡Porque yo soy un Rey grande, dice el Señor Todopoderoso, y soy respetado entre las naciones!
Yo les doy vida eterna; ellas nunca estarán perdidas, y nadie me las puede arrebatar.
“Ustedes me han escuchado decirles ‘Me voy pero regresaré a ustedes’. Si ustedes realmente me amaran, estarían felices porque voy al Padre, pues el Padre es más grande que yo.
“Dejo el mundo, pero ellos seguirán en el mundo mientras yo regreso a ti. Padre Santo, protégelos en tu nombre, el nombre que me diste a mí, para que ellos sean uno, así como nosotros somos uno.
Porque tú le has dado autoridad sobre todas las personas para que él pueda darle vida eterna a todos los que tú le has entregado.
“Yo he revelado tu carácter a aquellos que me diste del mundo. Ellos te pertenecían; me los diste a mí, y he hecho lo que tú dijiste.
Estoy orando por ello—no por el mundo, sino por los que me diste, porque ellos te pertenecen.
Todos los que el Padre me entrega, vendrán a mí, y yo no rechazaré a ninguno de ellos.