Me dejé consultar por gente que ni siquiera me hacía preguntas; me dejé encontrar por gente que ni siquiera me buscaba. A una nación que ni siquiera me reclamaba, le dije: ¡Aquí estoy, aquí estoy!.
Juan 1:43 - Versión Biblia Libre El siguiente día, Jesús decidió ir a Galilea. Allí encontró a Felipe, y le dijo: “Sígueme”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme. Biblia Nueva Traducción Viviente Al día siguiente, Jesús decidió ir a Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: «Ven, sígueme». Biblia Católica (Latinoamericana) Al día siguiente Jesús resolvió partir hacia Galilea. Se encontró con Felipe y le dijo: 'Sígueme. La Biblia Textual 3a Edicion Al día siguiente quiso salir hacia Galilea, y halla a Felipe; y Jesús le dice: Sígueme. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al día siguiente, Jesús determinó salir para Galilea. Se encuentra con Felipe y le dice: 'Sígueme'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme. |
Me dejé consultar por gente que ni siquiera me hacía preguntas; me dejé encontrar por gente que ni siquiera me buscaba. A una nación que ni siquiera me reclamaba, le dije: ¡Aquí estoy, aquí estoy!.
Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el recaudador de impuestos, Santiago el hijo de Alfeo, Tadeo,
“Sígueme. Deja que los muertos sepulten a sus propios muertos”, le respondió Jesús.
Cuando Jesús se fue de allí, vio a un hombre llamado Mateo que estaba sentado en su cabina de cobro de impuestos. Jesús lo llamó diciéndole “Sígueme”. Entonces él se levantó y siguió a Jesús.
Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos”.
Todo esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
Al día siguiente, Juan vio que Jesús se acercaba a él, y dijo: “¡Miren, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!
Cuando los dos discípulos escucharon lo que él dijo, fueron y siguieron a Jesús.
Ellos se acercaron a Felipe de Betsaida, de Galilea, y le dijeron: “Señor, quisiéramos ver a Jesús”.
Esta fue la primera de las señales milagrosas de Jesús, y fue realizada en Caná de Galilea. Aquí él dio a conocer su gloria, y sus discípulos pusieron su confianza en él.
Cuando Jesús levantó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, le preguntó a Felipe: “¿Dónde podremos conseguir suficiente pan para alimentar a todas estas personas?”
“Doscientas monedas de plata no alcanzarían para comprar suficiente pan y darle a todos aunque fuera un poco”, respondió Felipe.
No es que ya lo haya alcanzado, ni que ya sea perfecto, pero corro para poder ganar lo que Cristo Jesús ganó por mí.