Algo se detuvo, pero no pude ver su rostro. Mis ojos sólo podían distinguir una forma. Estaba totalmente silencioso, y entonces oí una voz:
Apocalipsis 8:1 - Versión Biblia Libre Cuando abrió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo como por media hora. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando el Cordero rompió el séptimo sello del rollo, hubo silencio por todo el cielo durante una media hora. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando el Cordero abrió el séptimo sello, se produjo en el Cielo un silencio como de media hora. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando abrió el séptimo sello, hubo un silencio en el cielo como de media hora. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando abrió el séptimo sello, fue hecho silencio en el cielo como por media hora. |
Algo se detuvo, pero no pude ver su rostro. Mis ojos sólo podían distinguir una forma. Estaba totalmente silencioso, y entonces oí una voz:
Mantente en la presencia de Dios y espera pacientemente en él. No te angusties por la gente que prospera mientras hacen lo malo.
Pero el Señor está en su santo Templo. Que toda la tierra calle ante su presencia.
Callen ante el Señor, todos ustedes, porque él se ha levantado del lugar santo donde habita.
Entonces ellos fueron y aseguraron la tumba, sellando la entrada con una piedra y colocando soldados como guardas de ella.
Vi al que estaba sentado en el trono, sosteniendo un rollo en su mano derecha. El rollo estaba escrito por ambos lados y tenía puestos siete sellos.
Ellos cantaban un cántico nuevo: “Tú eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, pues tú fuiste inmolado y con tu sangre redimiste para Dios gentes de toda tribu, lengua, pueblo y nación.
Y miré cuando el Cordero rompió el primero de los siete sellos. Escuché que una de las cuatro criaturas vivientes gritó con voz estruendosa: “¡Ven!”
Cuando abrió el sexto sello, hubo un gran terremoto. El sol se puso negro como tela de silicio y toda la luna se volvió roja como la sangre.
Cuando abrió el segundo sello, escuché a la segunda criatura decir: “¡Ven!”
Y cuando abrió el tercer sello, escuché a la tercera criatura viviente decir: “¡Ven!” Entonces miré y vi un caballo negro. El que lo cabalgaba sostenía una balanza en su mano.
Cuando abrió el cuarto sello, escuché a la cuarta criatura viviente decir: “¡Ven!”
Cuando abrió el quito sello, vi debajo del altar a los que habían sido llevadas a muerte por causa de su dedicación a la palabra de Dios y su fiel testimonio.