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Apocalipsis 2:3 - Versión Biblia Libre

Conozco tu paciencia, y lo que soportaste por mi causa, y sé que nunca te rendiste.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Has sufrido por mi nombre con paciencia sin darte por vencido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Tampoco te falta la constancia y has sufrido por mi nombre sin desanimarte,

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La Biblia Textual 3a Edicion

y° tienes perseverancia, y soportaste por causa de mi nombre, y no has desmayado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Tienes constancia y has sufrido por mi nombre sin desfallecer.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y has sufrido, y tienes paciencia, y has trabajado por mi nombre y no has desmayado.

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Otras versiones



Apocalipsis 2:3
49 Referencias Cruzadas  

Mantente en la presencia de Dios y espera pacientemente en él. No te angusties por la gente que prospera mientras hacen lo malo.


Porque por tu causa he soportado insultos y mi rostro refleja mi vergüenza.


Soportaré el enojo del Señor porque he pecado contra él. Pero después él peleará mi caso y me hará justicia. Él me traerá a la luz, y yo veré su integridad.


Obligaron a un hombre que pasaba por allí, llamado Simón de Cirene, quien venía del campo, para que cargara la cruz de Jesús. Simón era el Padre de Alejandro y Rufo.


Si no cargan su cruz y me siguen, no pueden ser mis discípulos.


Jesus les contó este relato para animarlos a orar en todo momento y no rendirse:


Si permanecen firmes, ganarán sus vidas.


“Señor, trabajamos arduamente toda la noche y no atrapamos nada. Pero si tú lo dices, lanzaré las redes”, respondió Pedro.


Las semillas que son sembradas en buena tierra son aquellos que son honestos y hacen lo correcto. Ellos oyen el mensaje de la verdad, se aferran a él, y por su perseverancia producen buena cosecha.


Pero todo lo que les hagan a ustedes será por mi causa, porque ellos no conocen a Aquél que me envió.


Permanezcan alegres en la esperanza que tienen, soporten las pruebas que se presenten, y no dejen de orar.


Mis mejores deseos a Trifaena y Trifosa, trabajadores diligentes del Señor, y a mi amiga Pérsida, que ha trabajado mucho en el Señor.


Así que los que han seguido haciendo lo correcto, recibirán gloria, honor, inmortalidad y vida eterna.


Como nosotros esperamos lo que no hemos visto todavía, esperamos pacientemente por ello.


El amor nunca se rinde, sigue creyendo, mantiene la confianza, y espera con paciencia en todas las circunstancias.


que respeten su liderazgo, y así mismo a todos los que ayudan en la obra con tanta dedicación.


Nosotros no nos estamos jactando con términos extravagantes que no puedan medirse, reclamando crédito por lo que otros han hecho. Por el contrario, esperamos que a medida que su fe en Dios aumenta, nuestra obra entre ustedes crezca en gran manera.


¿Es porque son siervos de Cristo? (Esto podría sonar como una locura). Pero yo he hecho mucho más. He trabajado con más esfuerzo, me han llevado preso en muchas más ocasiones, me han azotado más veces de las que puedo contar, he enfrentado la muerte una y otra vez.


Así pues, como Dios en su misericordia nos ha proporcionado esta nueva manera de relacionarnos con él, no nos rendimos.


Por eso no nos rendimos. Aunque nuestros cuerpos físicos están cayéndose a pedazos, nuestro interior se renueva cada día.


Por eso nuestra meta, ya sea que estemos en nuestro cuerpo o no, es agradarle.


Hemos sido azotados, llevados a la cárcel y atacados por turbas. Nos han hecho trabajar hasta el cansancio, soportando noches sin dormir y con hambre.


Sobrelleven unos las cargas de los otros, pues de esta manera cumplen la ley de Cristo.


No nos cansemos nunca de hacer el bien, pues segaremos en el momento apropiado, si somos perseverantes.


mostrándoles la palabra de vida. ¡Así tendré algo de qué enorgullecerme cuando Cristo regrese, demostrando que no anduve de aquí para allá trabajando en vano!


De hecho, le pido a mi compañero de trabajo, que ayude a estas mujeres, pues ellas trabajaron conmigo en la predicación de la buena noticia, así como Clemente y mis demás compañeros, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.


Oramos para que sean poderosamente fortalecidos por su sublime fuerza, y tengan gran paciencia y perseverancia.


Recordamos delante de nuestro Dios y Padre la manera como ustedes practican la fe en él, y cómo trabajan arduamente con amor, y que con paciencia guardan la esperanza de nuestro Señor Jesucristo.


¿No recuerdan, hermanos y hermanas, nuestro arduo trabajo, día y noche, para no ser carga para ninguno mientras les compartíamos la buena noticia?


Hermanos y hermanas, les pedimos que respeten a los que están con ustedes, a quienes los guían en el Señor y les enseñan.


Hermanos y hermanas, no dejen de hacer el bien.


Quiera el Señor guiarlos a una comprensión más profunda del amor de Dios por ustedes y de la paciencia de Cristo.


pues no comimos de la comida de nadie sin pagar por ella. Por el contrario, trabajábamos arduamente día y noche para no ser carga para ninguno de ustedes.


La razón por la cual trabajamos y hacemos lo mejor posible es porque nuestra esperanza está puesta en el Dios viviente. Él es el Salvador de todo el mundo, especialmente de los que creen en él.


Los ancianos que dirigen la iglesia deberían ser considerados como doblemente valiosos, especialmente aquellos cuya obra es la predicación de la palabra y la enseñanza.


Es necesario que sean pacientes, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido.


Por eso, siendo que estamos rodeados de tal multitud de personas que demostraron su fe en Dios, despojémonos de todo lo que nos detiene, del pecado seductor que nos hace tropezar, y sigamos corriendo la carrea que tenemos por delante.


Así que vayamos a él, fuera del campamento, y experimentemos su vergüenza.


Dios no hubiera sido injusto como para olvidarse de lo que ustedes han hecho y del amor que le han demostrado mediante el cuidado que han brindado a los hermanos creyentes, lo cual es algo que todavía siguen haciendo.


No sean espiritualmente perezosos, sino sigan el ejemplo de los que por medio de su fe en Dios y paciencia son herederos de lo que Dios ha prometido.


Y así, después de esperar pacientemente, Abrahán recibió la promesa.


al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, reverencia;


Yo soy Juan, hermano de ustedes, partícipe en el sufrimiento y en el reino, y en la paciente espera que experimentamos en Jesús. Fui detenido en la isla de Patmos por compartir la palabra de Dios y la verdad tal como fue revelada por Jesús.


Y como has perseverado como te lo dije, cuidaré de ti durante el juicio que viene sobre el mundo, cuando todos los habitantes de la tierra serán juzgados.