No deben adorar ídolos, como algunos de ellos lo hicieron, tal como se registra en la Escritura: “El pueblo festejó y bebió, y se gozaron en culto pagano”.
De hecho, todos hablan acerca del maravilloso recibimiento que ustedes nos dieron y cómo abandonaron los ídolos y se volvieron a Dios para servirle como al Dios viviente y verdadero,
Queridos hijos míos, les escribo esto para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos a alguien que nos defiende ante el Padre, a Jesucristo, que es verdaderamente justo.
Y el humo de su angustia asciende por siempre y para siempre. Los que adoran a la bestia y reciben la marca de su nombre no tienen descanso ni de día ni de noche”.
Pero el resto de la humanidad que no murió por estas plagas no se arrepintió de lo que estaba haciendo. No dejaron de adorar demonios ni ídolos de oro, plata, bronce y piedra, que no pueden oír ni caminar.