Ellos se irán a la condenación eterna, pero los justos entrarán a la vida eterna”.
1 Juan 5:11 - Versión Biblia Libre Y la evidencia es esta: Dios nos ha dado vida eterna por medio de su Hijo. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. Biblia Nueva Traducción Viviente Y este es el testimonio que Dios ha dado: él nos dio vida eterna, y esa vida está en su Hijo. Biblia Católica (Latinoamericana) Pues bien, éste es el testimonio: que Dios nos ha dado la vida eterna, y que dicha vida está en su Hijo. La Biblia Textual 3a Edicion Y éste es el testimonio: que Dios nos dio vida eterna, y esta vida está en su Hijo.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. |
Ellos se irán a la condenación eterna, pero los justos entrarán a la vida eterna”.
Esto es lo que Juan afirmó públicamente cuando los líderes judíos enviaron sacerdotes y Levitas desde Jerusalén para preguntarle: “¿Quién eres tú?”
Yo les doy vida eterna; ellas nunca estarán perdidas, y nadie me las puede arrebatar.
Yo sé que lo que Él me ordenó que les dijera, trae vida eterna—Así que todo lo que yo digo es lo que el Padre me dijo a mí”.
Jesús respondió: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es a través de mí.
El que vio esto dio testimonio de ello, y su testimonio es verdadero. Él está seguro de que lo que dice es verdadero a fin de que ustedes crean también.
Cualquiera que confía en el Hijo tiene vida eterna, pero cualquiera que se niega a creer en el Hijo, no experimentará vida eterna, sino que sigue bajo la condenación de Dios.
Al segador se le paga bien y la cosecha es para vida eterna, a fin de que tanto el sembrador como el segador puedan celebrar juntos.
Porque así como el Padre da vida a los que resucita de la muerte, del mismo modo el Hijo también da vida a los que Él quiere.
Así como el Padre tiene en sí mismo el poder de dar vida, así también le ha dado al Hijo el poder de dar vida.
Lo que mi Padre quiere es que cualquiera que vea al Hijo y crea en Él tenga vida eterna, y yo lo levantaré en el día final”.
Simón Pedro respondió, “Señor, ¿a quién seguiremos? Tú eres el único que tiene palabras de vida eterna.
Así como el pecado gobernó sobre nosotros y nos llevó a la muerte, ahora la gracia es la que gobierna al justificarnos delante de Dios, trayéndonos vida eterna por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
La paga del pecado es muerte, pero el regalo de Dios es vida eterna por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
Por esta razón se me mostró misericordia, pues ya que soy el peor pecador, Jesucristo pudo mostrar su paciencia infinita como ejemplo para aquellos que eligen creer en él y obtener vida eterna.
Esto les da la esperanza de una vida eterna que Dios (quien no puede mentir) prometió desde edades atrás,
¡Eso es amor! No es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó y envió a su Hijo para ser la reconciliación por nuestros pecados.
¿Cómo nos fue demostrado el amor de Dios? Dios envió a su único Hijo para que viviéramos por él.
Los que creen en el Hijo de Dios han aceptado y se han aferrado a esta evidencia. Los que no creen en Dios, llaman a Dios mentirosos, porque no creen la evidencia que Dios da sobre su Hijo.
También sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha ayudado a entender, para que podamos reconocer al que es verdadero. Vivimos en él, que es verdadero, en su Hijo Jesucristo. Él es el verdadero Dios, y es vida eterna.
Todos hablan bien de Demetrio, ¡y la verdad también habla bien de él! Nosotros también hablamos bien de él, y ustedes saben que decimos la verdad.
manténganse a salvo en el amor de Dios, y esperen la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, que otorga vida eterna.
quien confirmó todo lo que vio respecto a la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.
Y el ángel me mostró el río de agua de vida, limpio como el cristal, que brotaba desde el trono de Dios y del Cordero,