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1 Juan 5:12 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia

Quien tiene a Jesucristo posee la vida verdadera, la cual permite el desarrollo pleno de todas las capacidades: espirituales, emocionales, físicas, éticas y más. Aquel que no tiene a Jesucristo carece de esta vida plena.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El que tiene al Hijo tiene la vida. El que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.

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Otras versiones



1 Juan 5:12
10 Referencias Cruzadas  

Quien crea y se bautice será salvo, pero aquel que no crea estará condenado.


A todos los que lo recibieron, a quienes creen y tienen una fe por identidad en su nombre, les dio la autoridad de ser hijos de Dios;


para que todo el que cree en Él, tenga vida eterna.


El que cree en su Hijo tiene vida eterna; pero el que no cree en su Hijo no verá la plenitud de vida, por el contrario, la ira de Dios caerá sobre él.


De cierto, de cierto les digo, el que escucha mi Palabra y cree en el Padre que me envió, tiene vida eterna, y no vivirá el juicio de condenación, sino que ha pasado de la muerte a la vida.


Dios mismo los ha unidos a Jesucristo, quien se hizo sabiduría de Dios para nosotros. Por medio de Cristo, Dios nos justifica, nos santifica y nos redime.


ahora ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y mientras vivo en este cuerpo, vivo por la fe del Hijo de Dios, quien me amó sacrificialmente y se entregó a sí mismo por mí.


Porque nosotros hemos llegado a tener identidad en Cristo, con tal que permanezcamos firmes y obedientes a Dios hasta el final, tal como lo hicimos desde el comienzo.


Todo el que distorsiona y no permanece en la enseñanza de Cristo no tiene a Dios; el que constantemente permanece y vive en la enseñanza de Cristo tiene al Padre y al Hijo.