Y dará a luz a un hijo y le pondrás el nombre de “Jesús”, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados.
1 Juan 3:5 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia Y ustedes saben que Jesucristo fue revelado con el propósito de limpiarnos de nuestros pecados, ya que en Él no existe pecado. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Biblia Nueva Traducción Viviente y ustedes saben que Jesús vino para quitar nuestros pecados, y en él no hay pecado. Biblia Católica (Latinoamericana) Bien saben que Este vino para quitar nuestros pecados, y que en él no hay pecado. La Biblia Textual 3a Edicion Y sabéis que Él fue manifestado para que cargara° los° pecados,° aunque en Él no hay pecado. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados, pues en él no hay pecado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y sabéis que Él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en Él. |
Y dará a luz a un hijo y le pondrás el nombre de “Jesús”, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados.
Nosotros en verdad merecemos este castigo, porque recibimos un juicio por lo que hicimos, en cambio, este hombre no hizo nada malo.
Viendo lo sucedido, el capitán romano glorificó a Dios, diciendo: – ¡Verdaderamente este hombre era justo!
Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él y dijo: ¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!;
Yo no lo conocía, pero yo vine primero para preparar su camino, para que Él se revelara a Israel, y por esta razón yo empecé a bautizar con agua.
Ya no hablaré muchas cosas con ustedes, porque ya viene el príncipe de este mundo; y él no tiene nada que ver conmigo;
¿Quién de ustedes puede señalarme un pecado que yo haya cometido? Siempre he dicho la verdad. ¿Por qué no me creen?
Cristo no conoció el pecado, pero a favor de nosotros se hizo pecado, para que nosotros tuviéramos nuestra identidad justificada delante de Dios.
Palabra fiel y digna de toda aceptación: que Cristo Jesús llegó al mundo para salvar a los pecadores yo siendo el principal de ellos.
Sin lugar a duda, grandes son las verdades espirituales: que Dios a través de Jesucristo fue encarnado, fue justificado en el Espíritu, fue visto y vivido por los ángeles, fue predicado entre los gentiles, el mundo tuvo fe en Él y fue recibido en el cielo con gloria.
quien se entregó a sí mismo por nosotros, a fin de redimirnos y limpiarnos de nuestros pecados, y convertirnos en un pueblo santo para Él, un pueblo que practica las buenas obras.
El Hijo refleja perfecta y constantemente la brillante belleza de la gloria, la esencia de lo que Dios es, la evidencia de la realidad sustancial de Dios, y sustenta todas las cosas con su poderosa palabra. Después de haber hecho la purificación de los pecados, tomó su lugar de honor y se sentó a la derecha de la majestad de Dios en los altos cielos.
Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda empatizar y compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.
Nos convenía tener un Sumo Sacerdote así: santo, que no tiene maldad, puro, sin pecado y exaltado sobre los cielos;
Si fuera así con Cristo, habría tenido que sacrificarse muchas veces desde la fundación del mundo. Pero ahora, Él se ha manifestado y en estos últimos tiempos se ofreció de una vez y por todas, sacrificándose a sí mismo como una solución definitiva para el pecado.
así también Cristo murió una sola vez para perdonar los pecados de muchos. Así que, la próxima vez que Él se manifieste, ya no será para ofrecerse por los pecados, sino que el resultado para todos los que están esperando encontrarlo será la salvación plena.
porque ustedes fueron liberados de su vida de pecados, heredada de sus antepasados y conocen que esta libertad no es a través de cosas corruptibles, como plata y oro,
Ya Dios había decidido antes de la fundación del mundo que Jesucristo se iba a manifestar al final de los tiempos por causa de ustedes.
Él llevó nuestros pecados en su propio cuerpo a la cruz, a fin de destruir nuestros pecados, para que vivamos en su justicia; porque fuimos sanados por medio de sus heridas.
También Cristo, murió por nuestros pecados una vez, un justo dando vida a los injustos, con el propósito de conducir a los inconversos a Dios, habiendo sufrido la muerte en la carne, pero viviendo en el Espíritu.
Esta vida, ampliamente desarrollada fue revelada, la hemos visto y experimentado, también la hemos testificado con nuestras vidas y la anunciamos a ustedes para que fundamenten la vida eterna. Esta vida que es Jesús mismo, Dios igual al Padre, que se nos ha manifestado o revelado.
Pero si andamos constantemente en la luz, y como Jesucristo es la luz, tenemos comunión unos con otros y somos limpios de todo pecado por medio de la sangre de Jesucristo, Hijo de Dios por obediencia.
Queridos hijos míos, el propósito por el cual les escribo estas cosas es para que no pequen, pero si alguno de ustedes llega a pecar, tenemos un auxiliador, Jesucristo el justo, que está con el Padre y es igual al Padre.
Él perdona nuestros pecados, no solamente los nuestros, sino los pecados del mundo entero.
Si ustedes conocen que Él es justo, entonces conocen íntimamente que todo aquel que practica la justicia, del mismo Cristo ha nacido y tiene identidad en Él.
El que practica el pecado, procede del diablo, porque hace muchísimo tiempo que el diablo peca y sigue pecando. Con este propósito se reveló Jesucristo: para destruir las obras del diablo.
y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito que resucitó de entre los muertos, el que gobierna sobre los reyes del mundo. Cristo nos ama sacrificialmente y con su sangre nos liberó de nuestros pecados,