―Sí, lo paga —respondió Pedro. Al entrar Pedro en la casa, se adelantó Jesús a preguntarle: ―¿Tú qué opinas, Simón? Los reyes de la tierra, ¿a quiénes cobran tributos e impuestos: a los suyos o a los demás?
Mateo 21:28 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) »¿Qué les parece? —continuó Jesús—. Había un hombre que tenía dos hijos. Se dirigió al primero y le pidió: “Hijo, ve a trabajar hoy en el viñedo”. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Biblia Nueva Traducción Viviente »¿Pero qué piensan de lo siguiente? Un hombre con dos hijos le dijo al mayor: “Hijo, ve a trabajar al viñedo hoy”. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús agregó: 'Pero, díganme su parecer. Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero para decirle: 'Hijo, hoy tienes que ir a trabajar en la viña. La Biblia Textual 3a Edicion Pero, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos; acercándose al primero, dijo: Hijo, ve y trabaja hoy en la° viña. Biblia Serafín de Ausejo 1975 '¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Acercándose al primero, le dijo: 'Hijo, vete hoy a trabajar en la viña'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. |
―Sí, lo paga —respondió Pedro. Al entrar Pedro en la casa, se adelantó Jesús a preguntarle: ―¿Tú qué opinas, Simón? Los reyes de la tierra, ¿a quiénes cobran tributos e impuestos: a los suyos o a los demás?
»Así mismo el reino de los cielos se parece a un propietario que salió de madrugada a contratar obreros para su viñedo.
Así que le respondieron a Jesús: ―No lo sabemos. ―Pues, yo tampoco les voy a decir con qué autoridad hago esto.
»Escuchen otra parábola: Había un propietario que plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lugar para exprimir las uvas y construyó una torre de vigilancia. Luego, alquiló el viñedo a unos labradores y se fue de viaje.
Es como cuando un hombre sale de viaje y deja su casa al cuidado de sus siervos, cada uno con su tarea, y le manda al portero que vigile.
¿O piensan que aquellos dieciocho que fueron aplastados por la torre de Siloé eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén?
Por lo tanto, mis queridos hermanos en la fe, sigan confiando en el Señor, cada vez con más fuerza. Sigan trabajando para el Señor cada vez más y más, recordando que su trabajo para él tiene un gran valor.