y le suplicaba con insistencia: ―Mi hijita se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella para que se sane y viva.
Marcos 8:23 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Él tomó de la mano al ciego y lo sacó fuera del pueblo. Después de escupirle en los ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: ―¿Puedes ver algo? Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. Biblia Nueva Traducción Viviente Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera de la aldea. Luego escupió en los ojos del hombre, puso sus manos sobre él y le preguntó: —¿Puedes ver algo ahora? Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera del pueblo. Después le mojó los ojos con saliva, le impuso las manos y le preguntó: '¿Ves algo?' La Biblia Textual 3a Edicion Y tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera° de la aldea, y después de escupirle° en los ojos y poner las manos sobre él, le preguntaba: ¿Ves algo?° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera de la aldea, le puso saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: '¿Ves algo?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces tomando de la mano al ciego, lo condujo fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, y poniendo sus manos sobre él, le preguntó si veía algo. |
y le suplicaba con insistencia: ―Mi hijita se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella para que se sane y viva.
Jesús lo apartó de la gente para estar a solas con él, le puso los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva.
El comandante tomó de la mano al joven, lo llevó aparte y le preguntó: ―¿Qué quieres decirme?
Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos no podía ver. Así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco.
No será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto. Como ellos no obedecieron mi pacto, yo los abandoné —dice el Señor—.
Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego. Así serás rico de verdad. De mí compra ropas blancas para que te vistas como los santos y cubras la vergüenza de tu pecado. También compra colirio para que te lo pongas en los ojos y comiences a ver como yo veo.