¿Crees que no puedo acudir a mi Padre y al instante pondría a mi disposición más de doce batallones de ángeles?
Lucas 8:30 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 —¿Cómo te llamas? —le preguntó Jesús. —Legión —respondió, ya que habían entrado en él muchos demonios. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. Biblia Nueva Traducción Viviente Jesús le preguntó: —¿Cómo te llamas? —Legión —contestó, porque estaba lleno de muchos demonios. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús le preguntó: '¿Cuál es tu nombre?' Y él contestó: 'Multitud. Porque muchos demonios habían entrado en él;' La Biblia Textual 3a Edicion Jesús le preguntó:° ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión (porque habían entrado° muchos demonios en él). Biblia Serafín de Ausejo 1975 Jesús le preguntó: '¿Cuál es tu nombre?'. Él contestó: 'Legión'. Porque eran muchos los demonios que habían entrado en él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Jesús le preguntó, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. |
¿Crees que no puedo acudir a mi Padre y al instante pondría a mi disposición más de doce batallones de ángeles?
Su fama se extendió por toda Siria y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba.
De pronto, gritaron a Jesús: —¿Por qué te entrometes, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?
Cuando Jesús resucitó en la madrugada del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios.
—¿Cómo te llamas? —le preguntó Jesús. —Me llamo Legión —respondió—, porque somos muchos.
y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena y de la que habían salido siete demonios;
Es que Jesús había ordenado al espíritu maligno que saliera del hombre. Se había apoderado de él muchas veces y, aunque le sujetaban los pies y las manos con cadenas y lo mantenían bajo custodia, rompía las cadenas y el demonio lo arrastraba a lugares solitarios.