—¿Para qué necesitamos más testimonios? —resolvieron—. Acabamos de oírlo de sus propios labios.
Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.
«¿Para qué necesitamos otros testigos? —dijeron—. Nosotros mismos lo oímos decirlo».
Ellos dijeron: '¿Para qué buscar otro testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.
Ellos entonces dijeron: ¿Qué más necesidad tenemos de un testimonio? Porque nosotros mismos lo oímos de su boca.
Ellos exclamaron: '¿Qué necesidad tenemos ya de testimonios? ¡Nosotros mismos lo hemos oído de su boca!'.
—¿Eres tú, entonces, el Hijo de Dios? —preguntaron a una voz. Y él les dijo: —Ustedes mismos lo dicen.
Así que la asamblea en pleno se levantó y lo llevaron a Pilato.