Micaías prosiguió: —Por lo tanto, oiga usted la palabra del Señor: Vi al Señor sentado en su trono con todo el ejército del cielo alrededor de él, a su derecha y a su izquierda.
Jeremías 10:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Escucha, pueblo de Israel, la palabra del Señor. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Oíd la palabra que Jehová ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Escucha la palabra que el Señor te dice, oh Israel! Biblia Católica (Latinoamericana) Escucha lo que dice Yavé, pueblo de Israel. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Oíd la palabra que os dice YHVH, oh casa de Israel! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Casa de Israel, escuchad la palabra que os dice Yahveh. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Oíd la palabra que Jehová os habla, oh casa de Israel. |
Micaías prosiguió: —Por lo tanto, oiga usted la palabra del Señor: Vi al Señor sentado en su trono con todo el ejército del cielo alrededor de él, a su derecha y a su izquierda.
«Escucha, pueblo mío, que voy a hablar; Israel, voy a testificar contra ti: ¡Yo soy tu Dios, el único Dios!
¡Oigan la palabra del Señor, gobernantes de Sodoma! ¡Escuchen la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra!
Por tanto, gobernantes insolentes de este pueblo de Jerusalén, escuchen la palabra del Señor:
»Así dice el Señor, el Señor de los Ejércitos, Rey y Redentor de Israel: “Yo soy el Primero y el Último; fuera de mí no hay otro dios.
Así dice el Señor: «No aprendan ustedes la conducta de las naciones ni se asusten ante las señales del cielo, aunque las naciones les tengan miedo.
¡Escuchen la palabra del Señor, descendientes de Jacob, todas las familias del pueblo de Israel!
“Escuchen la palabra del Señor, tú, rey de Judá, que estás sentado sobre el trono de David, tus oficiales y tu pueblo, que entran por estas puertas.
entonces presten atención a la palabra del Señor, ustedes que son el remanente de Judá. Así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: «Si insisten en trasladarse a Egipto para vivir allá,
castigaré a Egipto, Judá, Edom, Amón, Moab; también, a todos los que viven en el desierto y se rapan las sienes. Todas las naciones son incircuncisas, pero el pueblo de Israel es incircunciso de corazón».
Escuchen, israelitas, la palabra del Señor, porque el Señor entabla un pleito contra los habitantes del país: «Ya no hay en esta tierra fidelidad ni amor ni conocimiento de Dios.
Así que oye la palabra del Señor. Tú dices: »“No profetices contra Israel; deja de predicar contra los descendientes de Isaac”.
Así que no dejamos de dar gracias a Dios, porque al oír ustedes la palabra de Dios que predicamos, la aceptaron no como palabra humana, sino como lo que realmente es, palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los creyentes.