Entonces Abimélec llamó a Abraham y reclamó: —¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre!
Éxodo 32:21 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 A Aarón le dijo: —¿Qué te hizo este pueblo? ¿Por qué lo has hecho cometer semejante pecado? Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado? Biblia Nueva Traducción Viviente Por último, se dirigió a Aarón y le preguntó: —¿Qué te hizo este pueblo para que lo llevaras a caer en un pecado tan grande? Biblia Católica (Latinoamericana) Moisés dijo a Aarón: '¿Qué te hizo ese pueblo para que lo hayas arrastrado a un pecado tan grave?' La Biblia Textual 3a Edicion Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijo Moisés a Aarón: '¿Qué te ha hecho este pueblo, para que hayas cargado sobre él tan gran pecado?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado? |
Entonces Abimélec llamó a Abraham y reclamó: —¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre!
—¿Por qué nos hiciste esto? —respondió Abimélec—. Alguno de nosotros podría haberse acostado con tu esposa, ¡y tú nos habrías hecho a todos culpables de ese pecado!
Y él abandonará a Israel por los pecados que Jeroboán cometió e hizo cometer a los israelitas».
Haré con tu familia lo mismo que hice con la de Jeroboán, hijo de Nabat, y con la de Basá, hijo de Ahías, porque has provocado mi ira y has hecho que Israel peque”.
Tomó entonces el becerro que habían hecho y lo quemó en el fuego; luego lo molió hasta hacerlo polvo, lo esparció en el agua y se la dio a beber a los israelitas.
—Señor mío, no te enojes —contestó Aarón—. Tú bien sabes cuán inclinado al mal es este pueblo.
—Y entonces, ¿qué significan esos balidos de oveja que me parece oír? —reclamó Samuel—. ¿Y cómo es que oigo mugidos de vaca?
Majestad, señor mío, le ruego que escuche mis palabras. Si quien lo mueve a usted en mi contra es el Señor, una ofrenda bastará para aplacarlo. Pero si son los hombres, ¡que el Señor los maldiga! Hoy me expulsan de esta tierra, que es la herencia del Señor, y me dicen: “¡Vete a servir a otros dioses!”.