Al oír eso, todos los invitados de Adonías se levantaron llenos de miedo y se dispersaron.
Daniel 5:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Bebían vino y alababan a los dioses de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. Biblia Nueva Traducción Viviente Mientras bebían en las copas, rindieron culto a sus ídolos de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra. Biblia Católica (Latinoamericana) El rey y sus altos funcionarios, sus mujeres y sus concubinas los tomaron para beber en ellos: tomaron vino a la salud de sus dioses de oro, de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. La Biblia Textual 3a Edicion Y apurando el vino, alababan a los dioses de oro y de plata, de bronce y de hierro, de piedra y madera, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Bebieron vino y alabaron a sus dioses de oro de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Bebieron vino y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. |
Al oír eso, todos los invitados de Adonías se levantaron llenos de miedo y se dispersaron.
Pero retrocederán llenos de vergüenza los que confían en las imágenes, los que dicen a las imágenes: “Ustedes son nuestros dioses”.
»Yo soy el Señor; ¡ese es mi nombre! No entrego a otros mi gloria ni mi alabanza a los ídolos.
Pero Daniel decidió no contaminarse con la comida y el vino del rey, así que pidió permiso al oficial en jefe para no contaminarse.
Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia; además, es capaz de humillar a los soberbios.
Por el contrario, se ha opuesto al Señor del cielo mandando traer de su Templo las copas para que beban en ellas usted y sus nobles, sus esposas y concubinas. Usted glorificó a los dioses de oro, plata, hierro, madera y piedra, dioses que no pueden ver ni oír ni entender. Pero no glorificó al Dios en cuyas manos se encuentran su vida y todos sus caminos.
Entonces le llevaron las copas, y en ellas bebieron el rey y sus nobles, junto con sus esposas y concubinas.
En ese momento, en la sala del palacio apareció una mano que, a la luz de las lámparas, escribía con el dedo sobre la parte blanca de la pared. Mientras el rey observaba la mano que escribía,
marcharán a la cabeza de los desterrados, y así terminará el banquete de los holgazanes.
¡Ay del que dice al madero: “Despierta”, y a la piedra muda: “Levántate”! Aunque están recubiertos de oro y plata, nada pueden enseñarle, pues carecen de aliento de vida.
»Por tanto, siendo descendientes de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea como el oro, la plata o la piedra: escultura hecha como resultado del ingenio y de la destreza del ser humano.