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Juan 4:40 - Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

Por eso, cuando la gente del pueblo llegó a donde estaba Jesús, le rogó que se quedara con ellos. Él se quedó allí dos días,

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando salieron a verlo, le rogaron que se quedara en la aldea. Así que Jesús se quedó dos días,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Cuando llegaron los samaritanos donde él, le pidieron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días.

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La Biblia Textual 3a Edicion

De manera que cuando los samaritanos llegaron a Él, le rogaban que permaneciera con ellos; y se quedó allí dos días.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Por eso, cuando los samaritanos llegaron ante él, le rogaban que se quedara con ellos. De hecho, se quedó allí dos días.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces, cuando los samaritanos vinieron a Él, le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días.

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Otras versiones



Juan 4:40
15 Referencias Cruzadas  

En la casa también estaba María, que era hermana de Marta. María se sentó junto a Jesús y escuchaba atentamente lo que él decía.


Pero los dos hombres insistieron: --¡Quédate con nosotros! Ya es muy tarde, y pronto el camino estará oscuro. Jesús se fue a la casa con ellos.


el hombre que ahora estaba sano le rogó a Jesús que lo dejara ir con él. Pero Jesús le dijo:


Mucha gente que vivía en ese pueblo de Samaria creyó en Jesús porque la mujer les había dicho: 'Él sabe todo lo que he hecho en la vida'.


y muchas otras personas creyeron al oír lo que él decía.


Algunos no trataban bien a Jesús cuando él les hablaba. Por eso Jesús dijo una vez: 'A ningún profeta lo reciben bien en su propio pueblo'. Después de estar dos días en aquel pueblo de Samaria, Jesús y sus discípulos salieron


así que cuando ella y toda su familia fueron bautizados, nos invitó con mucha insistencia a quedarnos en su casa, y así lo hicimos. Pablo y Silas en la cárcel


Y todos en la ciudad estaban muy alegres.


Yo estoy a tu puerta, y llamo; si oyes mi voz y me abres, entraré en tu casa y cenaré contigo.