Entonces fue Hilcías el sacerdote, y Ahicam y Acbor y Safán y Asaías, a Hulda profetisa, mujer de Salum hijo de Ticva hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la casa de la doctrina, y hablaron con ella.
Jueces 4:4 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras Y gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot; Biblia Nueva Traducción Viviente Débora, la esposa de Lapidot, era una profetisa que en ese tiempo juzgaba a Israel. Biblia Católica (Latinoamericana) En aquel tiempo, la profetisa Débora, mujer de Lapidot, juzgaba a Israel. La Biblia Textual 3a Edicion En aquel tiempo juzgaba en Israel Débora, una profetisa, mujer de Lapidot.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por aquel tiempo era juez en Israel la profetisa Débora, mujer de Lapidot. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, esposa de Lapidot; |
Entonces fue Hilcías el sacerdote, y Ahicam y Acbor y Safán y Asaías, a Hulda profetisa, mujer de Salum hijo de Ticva hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la casa de la doctrina, y hablaron con ella.
Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas obras suyos, y también de Noadías profetisa, y de los otros profetas que hacían por ponerme miedo.
Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó el pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas.
Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro a las hijas de tu pueblo que profetizan de su propio corazón, y profetiza contra ellas,
Porque yo te hice subir de la tierra de Egipto, y de la casa de siervos te redimí; y envié delante de ti a Moisés, y a Aarón, y a María.
Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser; la cual había venido en grande edad, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad;
Mas toda mujer que ora o profetiza no cubierta su cabeza, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.
No hay aquí judío, ni griego; no hay siervo, ni libre; no hay macho, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
Y los hijos de Israel clamaron al SEÑOR, porque aquél tenía novecientos carros herrados; y había afligido en gran manera a los hijos de Israel por veinte años.
La cual Débora habitaba debajo de una palma entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio.