La palabra "intentona", tal como la define el diccionario, se refiere a un "intento temerario, especialmente si se ha frustrado". Sin embargo, esta definición, aunque correcta, resulta breve y no abarca la riqueza semántica y las connotaciones que la palabra ha adquirido a lo largo del tiempo.
Etimológicamente, "intentona" proviene del verbo "intentar" y el sufijo aumentativo "-ona". Este sufijo, además de indicar tamaño, en muchos casos aporta un matiz despectivo o irónico. Por lo tanto, desde su origen, "intentona" no se refiere a cualquier intento, sino a uno que se percibe como desmesurado, audaz, e incluso un poco torpe o destinado al fracaso.
Su uso se ha consolidado para describir acciones que, por su naturaleza, implican un riesgo considerable y una posible alteración del orden establecido. De ahí su frecuente asociación con el ámbito político y militar.
Históricamente, "intentona" se ha utilizado para describir golpes de estado, sublevaciones, revueltas y otras acciones similares. Algunos ejemplos de su uso en este contexto son:
En estos casos, el uso de "intentona" implica que la acción no logró su objetivo, reforzando la idea de fracaso inherente a la palabra. Incluso si el intento hubiera tenido éxito, el uso posterior de "intentona" por parte de la oposición o de historiadores podría interpretarse como una forma de minimizar su importancia o legitimidad.
Aunque su uso más común se relaciona con la política y la historia, "intentona" también puede utilizarse en contextos más cotidianos, siempre con un matiz de ironía o desaprobación. Por ejemplo:
Hizo una intentona de arreglar el coche, pero lo empeoró.
Su intentona de seducir a la chica fue un completo desastre.
En estos casos, "intentona" describe un intento fallido y, a menudo, un poco ridículo. La palabra subraya la torpeza o la falta de habilidad del que lo lleva a cabo.
“Intentona” no es simplemente un sinónimo de “intento”. Es un término cargado de connotaciones que implican audacia, riesgo, fracaso, e incluso una cierta torpeza. Su uso, especialmente en contextos históricos y políticos, refleja una perspectiva crítica sobre la acción descrita. En situaciones cotidianas, añade un toque de ironía o desaprobación.