¿Qué es un impío?

La palabra «impío» es una antigua traducción de la palabra hebrea «goyim» en el Antiguo Testamento. Originalmente, «goyim» significaba «naciones» y hacía referencia a todas las naciones del mundo en general.

¿Qué es un impío?

En diferentes contextos, se usaba para distinguir a las otras naciones de Israel, el pueblo elegido de Dios (Josué 23:7; 1 Reyes 11:2). En estos casos, los «impíos» eran los idólatras no judíos que desconocían al único Dios verdadero.

Síguenos y recibe recursos diarios

Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita:

En el Nuevo Testamento, se emplea la palabra «ethne». Esta es la palabra que aparece en Mateo 28:19, cuando Jesús instruye a sus seguidores a hacer discípulos de todas las «naciones». Jesús enseñó que todos los grupos humanos necesitan escuchar el evangelio y aceptarlo para obtener la vida eterna.

Con el paso del tiempo, «impío» ha perdido su sentido bíblico original de «no judío». Actualmente, se interpreta como «pagano», «no creyente», o se utiliza para describir comportamientos pecaminosos o no religiosos en general. A menudo, hoy día la gente usa esta palabra para referirse a aspectos culturales sin tener en cuenta la religión; ha adquirido connotaciones como «bárbaro» o «incivilizado». Por ejemplo, algunas naciones con tecnología limitada o falta de desarrollo económico podrían ser consideradas dentro del ámbito del «paganismo». Nos alegra que las versiones modernas de la Biblia utilicen el término más preciso de «naciones» al referirse a los distintos grupos humanos.

Sin duda alguna, Dios ha creado a cada individuo y los ama profundamente. Además, Jesús vino para ofrecer la salvación a todas las personas de todas las naciones. No debemos juzgar negativamente a quienes pertenecen a otros grupos humanos, sino desear compartir el amor de Cristo con ellos. Asimismo, una persona puede vivir en una cultura no cristiana y aun así amar sinceramente a Jesús. Muchas personas han llegado a la fe en Jesús en culturas que algunos considerarían «impías».

Nuestra meta es difundir el amor de Cristo entre todas las naciones (Mateo 28:18-20) y mostrar respeto a todos, incluso si rechazan nuestro mensaje. Dios está redimiendo a personas de todo el mundo.

Juan tuvo una visión de la multitud multicultural que estará en el cielo algún día: «Después de esto miré, y vi una gran multitud, incontable, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, delante del trono y ante el Cordero. Estaban vestidos con túnicas blancas y tenían palmas en las manos. A voz en grito proclamaban: ¡La salvación pertenece a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero!» (Apocalipsis 7:9-10).

Deja tus comentarios sobre esta Reflexión