¿Qué es un apologista?

Los apologistas son personas que se dedican a la apologética, un campo de estudio teológico focalizado en la defensa de la fe. Un apologista perfecciona su capacidad para defender el cristianismo presentando evidencia bíblica, argumentos lógicos y otras fuentes empíricas e intelectuales.

¿Qué es un apologista?

1 Pedro 3:15 podría considerarse el versículo central de un apologista: Pero santificad a Dios en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo aquel que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.

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El apóstol Pablo fue un hábil apologista. En Tesalónica, «como era su costumbre, pasó allí tres días discutiendo con ellos basándose en las Escrituras, exponiendo y demostrando que era necesario que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos» (Hechos 17:2-3). Poco después, Pablo estaba en Atenas dialogando en el Areópago con filósofos griegos (Hechos 17:22-24). También defendió el evangelio ante reyes, instándolos a responder (Hechos 26:26-28).

Los apologistas deben poseer un amplio entendimiento de las Escrituras y las doctrinas cristianas. Algunos apologistas cristianos reconocidos son Norman Geisler, Josh McDowell, William Lane Craig, Lee Strobel y Daniel B. Wallace.

En cierto sentido, todos los seguidores del cristianismo deberían ser apologistas. Cada creyente tendría que ser capaz de dar una exposición fundamentada de su fe (1 Pedro 3:15; 2 Timoteo 2:25). Esto no implica que todos deban ser expertos en apologética, pero sí conocer qué creen y por qué al compartir sus creencias. Mejorando la gramática y ortografía:

Deberíamos estar dispuestos a compartir nuestras creencias con aquellos que preguntan. Es importante conocer la Biblia lo suficientemente bien como para poder defender nuestra fe contra los ataques de los incrédulos.

Cada vez más, la comunidad cristiana se enfrenta a desafíos y oposiciones por parte de la sociedad. Lamentablemente, también observamos cómo se cuestionan los fundamentos de la doctrina de la iglesia desde dentro. Algunos individuos dentro de la iglesia tergiversan las Escrituras, «pues vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias» (2 Timoteo 4:3; Apocalipsis 2:20).

Estudios realizados por el Grupo Barna y USA Today revelaron que casi el 75% de los jóvenes cristianos abandonan la iglesia después de terminar la secundaria. Algunas razones principales de esta apostasía están relacionadas con el escepticismo intelectual, los ataques hacia su fe por parte de profesores ateos y la presión constante de sus compañeros para disfrutar «las cosas del mundo» (1 Juan 2:15-16). La formación en apologética puede contribuir a frenar parte de esta pérdida espiritual.

La base de la apologética cristiana es el «resplandor de esperanza» que poseemos. Como dice en Adoren a Cristo como Señor. Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación; (1 Pedro 3:15), y Jesús es la causa misma de esa esperanza, según Tito 2:13. Jesús nos asegura que «todo el que me reconozca delante de los hombres, yo también le reconoceré delante de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 10:32; 2 Timoteo 1:8).

Aunque debemos mantener una defensa confiada e inquebrantable en nuestra fe, también debemos practicar.

Practicar la apologética «con mansedumbre y reverencia» En cambio, adoren a Cristo como el Señor de su vida. Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación;  (1 Pedro 3:15). «Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido» Un siervo del Señor no debe andar peleando, sino que debe ser bondadoso con todos, capaz de enseñar y paciente con las personas difíciles (2 Timoteo 2:24). Debemos hablar la verdad con amor En cambio, hablaremos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es la cabeza de su cuerpo, que es la iglesia (Efesios 4:15).

No es suficiente que un apologista tenga conocimientos de las Escrituras; también debe amar a las personas. El objetivo de la apologética no es ganar argumentos, sino llevar a las personas a un conocimiento de la verdad que los librará y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres (Juan 8:32) que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él (2 Timoteo 2:25-26).

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