El omnismo, en términos simples, es la creencia en todas las religiones, y aquellos que sostienen esta perspectiva son llamados omnistas. Como con cualquier concepto, hay variaciones en lo que realmente implica el omnismo y hasta qué punto debe aplicarse.
En su mayoría, el omnismo no implica aceptar literalmente todas las afirmaciones religiosas como verdaderas. Más bien, los omnistas generalmente perciben cierto grado de verdad o verdades específicas en todas las creencias religiosas. El omnismo sostiene que todas las religiones comparten un objetivo común y una capacidad común para alcanzar esos objetivos compartidos. Sin embargo, desde un punto de vista lógico y bíblico, el omnismo no supera las pruebas de la verdad.
Aunque los términos «omnismo» y «omnista» pueden ser poco frecuentes, el concepto que representan se refleja en una imagen que está presente en la sociedad actual: las pegatinas e iconos de «Coexistir» para los parachoques de los autos. Estas imágenes combinan los símbolos de varias religiones para deletrear la palabra C-O-E-X-I-S-T. De esta manera, el ícono sugiere una igualdad inherente, valores compartidos y una verdad compartida entre todas las creencias, como manifestación del pluralismo religioso, el tema de «Coexistir» encarna la esencia del omnismo.
Al igual que ocurre con la mayoría de las filosofías, el omnismo no está completamente equivocado en todos sus aspectos. Hay elementos de verdad en la mayoría de las religiones; si no hubiera nada verdadero en absoluto en una religión, nadie la seguiría. No es incorrecto afirmar que muchos aspectos prácticos de las principales fe son similares. Sin embargo, lo que el omnismo no reconoce es que cuando las religiones difieren, lo hacen de manera fundamental, crucial y a menudo contradictoria. A pesar de algunas similitudes superficiales entre diferentes religiones, son inherentemente incompatibles desde un nivel fundamental.
La verdad no es relativa; por lo tanto, cuando dos creencias se contradicen, cuando dos religiones hacen afirmaciones contradictorias, al menos una de ellas debe estar equivocada. No es posible que exista un único Dios y a la vez millones de deidades. Tampoco concuerdan un infierno eterno y una salvación universal. Cristo no puede ser el único sendero hacia Dios y al mismo tiempo ser uno entre varios caminos. La entrada al cielo no puede depender exclusivamente de la fe, sino también de las buenas acciones o rituales. Además, tampoco podemos estar restringidos a una sola vida y experimentar la reencarnación.
Es fundamental considerar que las religiones emiten juicios sobre la moralidad humana, nuestra conexión con lo divino y nuestro destino eterno. Estos son aspectos que no podemos pasar por alto en aras de lo políticamente correcto.
Sostener que todas las religiones y creencias son verdaderas resulta irracional e autodestructivo. ¿Hay algo de verdad en cada religión? Sí, pero también existen discrepancias profundas e insalvables entre ellas. La postura promedio de un omnista, en la práctica, no es irracional; sencillamente es inexacta. No todos los caminos religiosos conducen a Dios ni revelan la verdad; por tanto, no todas merecen igual respeto, incluso en contextos seculares.
Ya sea etiquetado como omnismo, exhibido con un adhesivo «Coexist» en el parachoques o expresado como «todos los caminos conducen a Dios», una visión simplista del pluralismo carece de sustento. A pesar de sus buenas intenciones, un omnista carece de bases sólidas para su punto de vista y carece de relevancia significativa en cualquier ámbito aplicativo.