La pregunta sobre si Dios existe es tan antigua como la humanidad misma. A lo largo de la historia, millones de personas han buscado respuestas, algunas desde la fe, otras desde la duda o la incredulidad. Sin embargo, la Biblia nos muestra que la existencia de Dios no es un misterio imposible de conocer, sino una verdad revelada tanto por Su creación como por Su Palabra.
El apóstol Pablo afirma:
Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa Romanos 1:20.
El orden perfecto del universo, la distancia exacta de la Tierra al sol, la composición precisa del aire que respiramos y la complejidad de una simple célula revelan un diseño inteligente.
El Salmos 19:1 declara: Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Todos tenemos un sentido interno de lo que está bien y lo que está mal. La Biblia enseña que Dios escribió Su ley en el corazón del ser humano (Romanos 2:15). Este “testimonio interno” nos recuerda que fuimos creados a Su imagen y que, aunque el pecado ha distorsionado nuestra naturaleza, aún conservamos esa voz interior que nos llama a lo correcto.
La historia de la humanidad está marcada por eventos que confirman la revelación de Dios. Desde el pueblo de Israel, con sus profecías cumplidas, hasta la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, encontramos pruebas claras de que Dios interviene en la historia. Jesús mismo dijo:
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre Juan 14:9.
La resurrección de Cristo es uno de los eventos históricos más documentados, respaldada incluso por fuentes no cristianas. Si Jesús vive, Dios es real y actúa en el mundo.
Millones de personas alrededor del mundo han experimentado un cambio radical al entregar su vida a Cristo. Adicciones rotas, familias restauradas, corazones llenos de paz y esperanza… todo esto es evidencia viva de que Dios no es una idea, sino una realidad presente y activa.
Como dice 2 Corintios 5:17: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Aunque muchos creen que la ciencia y la fe se oponen, en realidad, la verdadera ciencia confirma lo que la Biblia ha dicho por siglos. Por ejemplo:
Génesis 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Lejos de eliminar a Dios, la ciencia revela huellas de un Creador. Como dijo Albert Einstein: “La ciencia sin religión está coja, la religión sin ciencia está ciega.”
La existencia de Dios no depende de nuestra aceptación o rechazo, sino que es una verdad objetiva que se revela a través de la creación, la conciencia, la historia, la transformación de vidas y hasta los descubrimientos científicos. Negar Su existencia es cerrar los ojos a la evidencia que clama desde todos los rincones del universo.
Si hoy dudas de la existencia de Dios, levanta tus ojos al cielo, contempla el milagro de la vida, abre la Biblia y escucha tu corazón. En cada uno de esos lugares, Él te está diciendo: “Estoy aquí, y te amo”.