¿Es la terapia EMDR algo que un cristiano puede considerar?

La terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) fue creada por Francine Shapiro a finales de los años 80. A medida que esta terapia ha evolucionado, su popularidad ha crecido. Los Departamentos de Asuntos de los Veteranos y Defensa de los EE. UU. recomiendan EMDR para casos de TEPT, y la Asociación Psiquiátrica Americana también la considera efectiva. Algunos terapeutas cristianos también están utilizando EMDR.

¿Es la terapia EMDR algo que un cristiano puede considerar?

El concepto detrás del método de Shapiro surgió mientras paseaba por un parque y observaba que sus movimientos oculares parecían reducir las emociones negativas relacionadas con sus recuerdos angustiantes. Posteriormente, decidió experimentar con movimientos oculares en otras personas y descubrió que tenían un efecto similar. Desde entonces, el EMDR ha sido ampliado, sometido a pruebas y estudiado en mayor profundidad. Actualmente, la terapia se basa en un enfoque de tres fases con ocho etapas distintas.

Síguenos y recibe recursos diarios

Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita:

La premisa es que los eventos traumáticos pasados generan dificultades en el presente debido a una falta de procesamiento adecuado. Se sostiene que los recuerdos no procesados retienen las emociones, pensamientos y sensaciones físicas asociadas al momento del trauma. El objetivo del EMDR es incidir en estos recuerdos para modificar su almacenamiento en el cerebro.

La terapia EMDR implica procedimientos específicos, aunque la secuencia del tratamiento puede variar ligeramente según la historia y necesidades individuales del cliente. Por lo general, comienza con la obtención de información detallada sobre el cliente y la identificación de objetivos terapéuticos. Posteriormente, el terapeuta guía al cliente en la práctica de movimientos oculares u otro tipo de estimulación bilateral (como golpeteos). Además, asiste al cliente en el desarrollo de estrategias para manejar la angustia emocional durante y después de las sesiones. A continuación, el cliente explora el recuerdo traumático e identifica una imagen relacionada con él junto a una creencia subyacente que se haya formado como consecuencia del mismo.

La negativa en torno al recuerdo y las emociones, así como a las sensaciones corporales asociadas, es identificada por el cliente. Además, el cliente reconoce una creencia positiva. Posteriormente, el cliente se centra en la memoria mientras sigue los movimientos oculares guiados por el terapeuta. Durante esta etapa, se anima al cliente a observar lo que sucede, y el terapeuta ayuda a dirigir el enfoque y ajusta el tratamiento en consecuencia. Una vez que el cliente no experimenta angustia relacionada con el recuerdo, se le indica que medite en la creencia positiva elegida.

Luego, el cliente observa su respuesta física al recordar tanto la experiencia como la creencia positiva. Si persiste alguna alteración emocional, se emplea más estimulación bilateral. En caso de que la memoria objetivo no se procese completamente durante una sesión, tanto el terapeuta como el cliente dialogan acerca de cómo mantener la estabilidad del cliente hasta la próxima sesión.

Se ha informado que EMDR ofrece una rápida disminución de los síntomas angustiantes al combinar cuerpo y mente para ayudar a los clientes a superar el trauma. Aunque EMDR ha sido utilizado principalmente para tratar TEPT, también está siendo investigado para trastornos de ansiedad y adicciones.

Un posible inconveniente de EMDR radica en que un cliente selecciona una cognición positiva para reemplazar la cognición negativa asociada con el recuerdo traumático. Si esta nueva cognición positiva está fundamentada en verdades bíblicas, entonces no habría problema alguno. Sin embargo, si se basa en conocimiento secular, podría resultar simplemente en un cambio de un problema por otro (Santiago 3:13-17).

Nadie sabe realmente cómo o por qué funciona aparentemente EMDR. Podría ser debido a la manera en que Dios ha diseñado nuestros cuerpos y mentes para interactuar entre sí, aunque Dios no ha revelado específicamente dicha interacción. No hay ninguna indicación bíblica de que necesitemos llevar a cabo procedimientos particulares para procesar adecuadamente los recuerdos. Asimismo, no existe ninguna instrucción bíblica sobre ello.

En contra de tales métodos. Por lo tanto, no hay una respuesta definitiva sobre si un cristiano puede utilizar EMDR. Necesitamos someter todas nuestras vivencias a Dios y a Su verdad. Aquel que «se deleita en la ley del Señor y medita en ella día y noche, será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da fruto a su tiempo y cuya hoja nunca se marchita; todo lo que hace prosperará» (Salmo 1:2-3).

No existe prohibición bíblica contra el uso de herramientas físicas para ayudarnos con nuestras dificultades emocionales. Así como podríamos recurrir a medicamentos para tratar enfermedades físicas, podría ser útil utilizar la estimulación bilateral y la atención dual para el procesamiento emocional.

Dado que no hay nada intrínsecamente negativo en mover los ojos, recordar experiencias o reflexionar sobre cómo hemos procesado un evento traumático, parece que el procedimiento de tratamiento EMDR en sí mismo no tiene nada malo inherente. Al igual que con la mayoría de las terapias, la efectividad y veracidad dependen en gran medida del terapeuta y del paciente. Si tanto el terapeuta como el paciente están comprometidos con la verdad bíblica y buscan primordialmente la sanidad divina, EMDR podría ser un medio aceptable para ese propósito.

Al considerar cualquier forma de terapia, es recomendable evaluar minuciosamente al posible terapeuta. Los terapeutas deben obtener el consentimiento informado de sus pacientes y compartir las bases teóricas de sus técnicas, así como las herramientas implicadas en la terapia. Siempre es sabio orar antes de optar por cualquier tipo de terapia, durante el proceso y posteriormente.

Compare las enseñanzas del terapeuta con la verdad bíblica. Analice cómo está impactando esa terapia en su vida personal. ¿Le ayuda a acercarse más a Dios, experimentar Su libertad y vivir conforme a Su verdad? ¿O, por el contrario, le aleja? ¿Sientes que la terapia o técnica que recibes te hace creer en tu autosuficiencia, fomentando comportamientos y actitudes pecaminosas? En caso de sentirte incómodo en algún momento, es crucial detenerte y reevaluar.

Deja tus comentarios sobre esta Reflexión