Solución
El diezmo es un concepto del Antiguo Testamento en el que todos los israelitas estaban obligados a dar el 10% de sus ganancias, cosechas o animales al Tabernáculo o Templo (Levítico 27:30; Números 18:26; Deuteronomio 14:24; 2 Crónicas 31:5). Aunque a los seguidores de Cristo no se les exige dar el 10%, se les anima a buscar la guía divina sobre cuánto donar «Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla.», (Santiago 1:5). Muchos consideran que el diezmo del Antiguo Testamento es un buen principio a seguir, ya que expresar gratitud a Dios por sus bendiciones y recordar la importancia de confiar en Él por encima de las riquezas.
La Biblia no específica si debemos donar el 10% de nuestros ingresos brutos o netos. En el Antiguo Testamento se menciona el principio de las primicias (Éxodo 23:16; Éxodo 34:22; Levítico 2:12-14; 2 Crónicas 31:5)
. Los antiguos creyentes ofrecían lo mejor de sus cosechas, no lo que les sobraba. Este mismo principio es válido en la actualidad. La clave es dar según lo que consideremos correcto ante Dios, demostrando nuestra reverencia y evitando la codicia personal. «Cada uno debe dar según lo haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre».«Ama al dador alegre» «Cada individuo debe determinar en su corazón cuánto va a dar; y no lo hagan de mala gana ni bajo obligación, «porque Dios aprecia a aquel que da con alegría». », (2 Corintios 9:7).