La microevolución es un proceso biológico natural, bien documentado y no controvertido, que ocurre de forma cotidiana. Consiste en la reorganización, corrupción y/o pérdida de información genética preexistente mediante la reproducción sexual y/o mutaciones genéticas, lo que produce cambios pequeños (“micro”) dentro de una población.

Por ejemplo, si dos perros de pelo largo producen un cachorro de pelo corto, eso sería un caso de microevolución. Más adelante exploraremos este proceso en detalle.
En contraste, la macroevolución es una extrapolación teórica mucho más debatida. Esta implica la incorporación de nueva información genética que supuestamente permite grandes transformaciones, como el cambio de un anfibio en un reptil, o de un reptil en un ave.
La macroevolución: fundamento del darwinismo
La macroevolución es central en el darwinismo, ya que sustenta la creencia de que todas las formas de vida provienen de un ancestro común. Según esta perspectiva, la macroevolución no es más que la acumulación de pequeños cambios microevolutivos a lo largo del tiempo.
Sin embargo, esta deducción enfrenta un problema crítico: los procesos microevolutivos observados implican pérdida o reorganización de información genética existente, no la generación de nueva información. Y es precisamente esta nueva información la que se requiere para validar la macroevolución.
¿Qué es la microevolución?
Tomemos como ejemplo el genoma del perro, que podría contener un gen para el pelo largo (H) y otro para el pelo corto (h). Si dos perros Hh se reproducen, podrían tener cachorros con combinaciones HH, Hh, hH y hh. Si el gen H es dominante, la mayoría tendrá pelo largo, pero podría aparecer un cachorro hh de pelo corto.
Este cambio en la población, resultado del reordenamiento de genes ya existentes, es un claro ejemplo de microevolución. Si los perros de pelaje corto hh se aíslan de otros con gen H, formarían una raza pura, lo cual es una forma de especiación sin creación de nueva información genética.
Mutaciones y pérdida de información
En algunos casos, las mutaciones pueden desactivar genes existentes. Por ejemplo, si una mutación impide la expresión del gen H, una población de perros Hh podría terminar teniendo individuos de pelo corto sin recombinación sexual.
También se ha observado que ciertas bacterias desarrollan resistencia a antibióticos, no por ganar nueva información, sino por perder la capacidad de producir enzimas que reaccionan con el antibiótico. Esto es un caso de microevolución, no de macroevolución.
“Todas las mutaciones analizadas a nivel molecular indican que el organismo ha perdido información en lugar de ganarla.” — Dr. Lee Spetner, From a Frog to a Prince (1998)
¿Qué es la macroevolución?
La teoría darwinista propone que todas las formas de vida están conectadas en una larga cadena evolutiva: de pez a anfibio, a reptil, a mamífero, y así sucesivamente («FARM»).
Para que un ser humano evolucione desde una célula primitiva, sería necesario incorporar una enorme cantidad de información genética nueva. No obstante, no se ha observado ningún mecanismo que pueda generar esa nueva información. Las mutaciones, lejos de añadir, tienden a eliminar o corromper lo que ya existe.
“Lo que realmente no pueden explicar es la acumulación de información… todas las mutaciones beneficiosas observadas reducen o eliminan información.” — Dr. Spetner
Creación vs. Evolución
Cuando los creacionistas bíblicos expresan su rechazo a la evolución, no se oponen a la microevolución observada, sino a la macroevolución especulativa que carece de respaldo empírico. Esta distinción es clave en el debate sobre los orígenes de la vida.
La Biblia afirma que Dios creó los seres vivos «según su género» Génesis 1:21-25, una afirmación coherente con la observación de que los organismos solo se reproducen dentro de límites genéticos definidos. La microevolución refleja variabilidad dentro de esos géneros creados, pero no justifica una transformación entre ellos.
Conclusión
La microevolución es un fenómeno real, observable y científicamente comprobado. Implica cambios dentro de una especie mediante reorganización genética o pérdida de información. En cambio, la macroevolución, que propone la aparición de nuevas formas de vida mediante mutaciones, no cuenta con pruebas sólidas y sigue siendo una hipótesis especulativa.
Desde la perspectiva cristiana protestante, la creación refleja la sabiduría y el poder de Dios Salmos 19:1. Creer que el ser humano es fruto de un diseño divino, y no de una cadena aleatoria de mutaciones, es coherente con la revelación bíblica y con la evidencia científica cuando se analiza con rigor.
Reflexión final
Dios no creó al ser humano por accidente, sino con propósito eterno. La complejidad de la vida testifica de un Creador inteligente. En un mundo donde las teorías cambian, la Palabra de Dios permanece: Porque en él fueron creadas todas las cosas… todo fue creado por medio de él y para él Colosenses 1:16.