¿Cuál es la diferencia entre fornicación y adulterio?

En un mundo donde la inmoralidad sexual se ha vuelto común y hasta normalizada, es necesario que como cristianos comprendamos claramente lo que la Biblia enseña sobre la pureza sexual. Dos términos que frecuentemente se mencionan en la Escritura y que a veces se confunden son fornicación y adulterio. Aunque ambos son pecados sexuales, tienen diferencias específicas según la Palabra de Dios.

¿Cuál es la diferencia entre fornicación y adulterio?

¿Qué es la fornicación?

La fornicación es el acto sexual entre dos personas que no están casadas entre sí. En otras palabras, implica relaciones sexuales fuera del matrimonio, pero sin que haya un vínculo matrimonial previo o actual con otra persona.

Síguenos y recibe recursos diarios

Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita:

La palabra «fornicación» en griego es porneia, de donde proviene la palabra “pornografía”, y se refiere a cualquier tipo de inmoralidad sexual. Esto incluye relaciones prematrimoniales, promiscuidad, prostitución, e incluso pensamientos y deseos lujuriosos cuando se practican sin arrepentimiento.

La Biblia condena la fornicación:

Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.1 Corintios 6:18

Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; 1 Tesalonicenses 4:3

¿Qué es el adulterio?

El adulterio es el acto sexual que involucra a una persona casada teniendo relaciones con alguien que no es su cónyuge. A diferencia de la fornicación, el adulterio siempre implica una traición al pacto matrimonial, lo que lo convierte en una falta grave tanto contra Dios como contra la persona con quien se está casado.

Jesús elevó el estándar del adulterio al señalar que incluso el deseo lujurioso en el corazón es ya adulterio en el ámbito espiritual:

Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Mateo 5:28

La Biblia advierte severamente contra el adulterio:

No cometerás adulterio. Éxodo 20:14

El que comete adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace. Proverbios 6:32

Ambos pecados ante Dios

Tanto la fornicación como el adulterio son pecados sexuales que deshonran a Dios y al cuerpo que Él nos dio. Ambos requieren arrepentimiento y abandono. No se trata simplemente de normas religiosas, sino de principios espirituales que protegen el alma, el matrimonio y la santidad del cuerpo humano como templo del Espíritu Santo 1 Corintios 6:19-20.

En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo aclara que quienes practican estas cosas sin arrepentirse no heredarán el Reino de Dios:

¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros… heredarán el reino de Dios.1 Corintios 6:9-10

La esperanza del perdón

La buena noticia del Evangelio es que Dios ofrece perdón completo a todo aquel que se arrepiente sinceramente y cree en Jesucristo. No importa el pasado; en Cristo hay redención y una nueva vida de pureza y obediencia.

Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.1 Corintios 6:11

Conclusión

La diferencia entre fornicación y adulterio radica en el estado civil de las personas involucradas, pero ambos son pecados sexuales que ofenden a Dios. Como cristianos, estamos llamados a vivir en santidad, respetando el diseño divino para la sexualidad y el matrimonio. Dios no solo nos llama a alejarnos de estos pecados, sino que también nos capacita para vivir en pureza por medio del Espíritu Santo.

Reflexión final

La pureza no es solo una meta, sino una expresión del amor que tenemos por Dios. En un mundo corrompido, la santidad brilla como una luz en las tinieblas. Permite que Cristo limpie tu pasado y fortalezca tu presente para que tu vida glorifique a Aquel que te llamó a la libertad.

Deja tus comentarios sobre esta Reflexión