¿Cuál es el pecado que no es de muerte en 1 Juan 5:16-17?

Un pecado que no lleva a la muerte (y otro que sí conduce a ella) se menciona en 1 Juan 5:16-17: Si alguien ve a su hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, debe pedir, y Dios le dará vida; esto es para aquellos que cometen pecados que no llevan a la muerte. Hay un pecado que sí lleva a la muerte; no digo que se deba orar por ese. Toda injusticia es pecado, pero hay pecados que no llevan a la muerte.

¿Cuál es el pecado que no es de muerte en 1 Juan 5:16-17?

Juan escribió su evangelio con el propósito de que las personas creyeran en Jesús y tuvieran vida en su nombre Juan 20:30-31. Asimismo, escribió su primera epístola para asegurarles a aquellos que creen en Jesús que poseen vida eterna Les he escrito estas cosas a ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna. 1 Juan 5:13. Juan desea fortalecer la confianza de los creyentes en su posición en Cristo y dentro de ese contexto menciona la existencia de dos tipos de pecado. Uno de ellos no conduce a la muerte, mientras que el otro sí.

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En Hechos 5 encontramos un ejemplo de un pecado mortal. Allí, Ananías y Safira engañaron al Espíritu Santo Entonces Pedro le dijo: Ananías, ¿por qué has permitido que Satanás llene tu corazón? Has mentido al Espíritu Santo y te has quedado con una parte del dinero Hechos 5:3, resultando en su muerte. Pablo también menciona otro ejemplo de un pecado mortal en 1 Corintios 11:30. Algunos participantes irrespetuosos en la Santa Cena enfermaron e incluso murieron como consecuencia. Estos son los únicos casos claros en el Nuevo Testamento donde creyentes cometieron pecados mortales. Aunque Juan habla de un pecado mortal en su primera epístola, no proporciona detalles específicos sobre cuál podría ser ese pecado. Se refiere más bien a categorías de pecados, no a actos individuales.

El tema principal es la enseñanza de Juan sobre la oración. Explica que al pedir algo a Dios según su voluntad, Él nos escucha y estamos seguros de que responderá Y si sabemos que él nos oye en lo que le pedimos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho 1 Juan 5:14. Pedir conforme a su voluntad significa solicitar lo que Dios ha comunicado como deseable. Al hacerlo, estamos solicitando lo correcto. Juan continúa explicando que al escuchar estas peticiones, Dios ya nos ha concedido lo pedido Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, también sabemos que ya hemos conseguido lo que le pedimos 1 Juan 5:15. Los creyentes deben mantener una constante vida de oración Oren sin cesar 1 Tesalonicenses 5:17, y como Jesús dijo en Juan 14:12-14, el Padre es glorificado cuando Sus discípulos oran en su nombre.

Orar en nombre de Jesús es hacerlo conforme a su voluntad o como si Jesús mismo estuviera intercediendo ante el Padre. Sin embargo, en 1 Juan 5 se revela la importancia de reconocer los diferentes tipos de pecados y cómo influyen en nuestras peticiones. La iglesia debe tomar en serio la gravedad del pecado, apartarse de él y orar según el diseño divino.

Es crucial resaltar la condición que Juan (y Jesús) atribuyen a la oración. Dios no promete cumplir cada petición sin más. Asegura responder según Su voluntad y en el nombre de Jesús. Jesús no mencionaba ninguna fórmula mágica ni sugería añadir frases como «en el nombre de Jesús» para obtener respuesta. Debemos solicitar lo revelado por Dios para nosotros. No obstante, hay cosas qJuan explica que no deberíamos pedir según su enseñanza.

Ilustra esto con un ejemplo: si un hermano comete un pecado no mortal, quien presencia el acto debe rogar por la misericordia de Dios para el culpable, a fin de evitar consecuencias fatales. En 1 Juan 5:16 se menciona: Si alguien ve a otro creyente cometer un pecado que no lleva a la muerte, debe orar, y Dios le dará vida. Pero hay un pecado que lleva a la muerte; no digo que se ore por quienes lo cometan Por otro lado, existe un pecado mortal por el cual Juan desaconseja orar en nombre del transgresor (1 Juan 5:16). Juan diferencia claramente entre estos dos tipos de pecados, aun reconociendo que toda maldad es pecaminosa (1 Juan 5:17).

La distinción de Juan entre el pecado no mortal y el mortal evidencia que algunas peticiones pueden contravenir la voluntad divina, por lo tanto, hay solicitudes que los creyentes no deberían esperar que se les concedan. Este principio es claro y directo: si solicitamos algo contrario a la voluntad de Dios, no debemos aguardar una respuesta favorable.Un desafío para los intérpretes radica en la falta de especificidad de Juan al referirse a los pecados en cuestión. Él los aborda como categorías generales, sin detallar pecados concretos que tuviera en mente.

Los lectores originales habrían comprendido esta distinción en sus términos amplios.Iban a comprender a qué se refería. Dada la falta de certeza, tal vez sea más conveniente reconocer simplemente el principio enseñado sobre la oración en vez de tratar de identificar lo que Juan no menciona en ese contexto: el tipo concreto de pecado que no lleva a la muerte y el pecado que sí lo hace.

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