A veces creemos que todo gira a nuestro alrededor: nuestros problemas, nuestros sueños, nuestras necesidades. Pero así como Nicolás Copérnico descubrió que la Tierra no era el centro del universo, también nosotros debemos descubrir que no somos el centro del plan de Dios.
“El principio Copérnico” nos invita a girar nuestra vida alrededor de Cristo, el verdadero centro del universo espiritual. Cuando entendemos que todo existe para Su gloria y no la nuestra
, encontramos nuestro lugar, propósito y equilibrio en este mundo.