Cuando hablamos de la persona que vive dentro de nosotros debemos tener el entendimiento de que es el Espíritu de Dios quien mora en nosotros y para decirlo con certeza necesitamos sumergirnos en Él. Al bautizarnos se sella la vida pasada, la muerte al pecado, es sepultado nuestro viejo hombre para que ahora vivamos en Cristo como nuevas criaturas, pero no solo somos bautizados en agua sino también en el Espíritu Santo y fuego. «Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días» Hechos 1:5.