Por la excelencia del conocimiento de Cristo

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«Huye del sistema del mundo para seguir a Cristo»

Hoy en día, muchos jóvenes dicen amar a Dios, pero sus corazones están atados a las cosas del mundo. Se emocionan más por una final de fútbol que por una vigilia de oración. Saben más estadísticas de sus jugadores favoritos que versículos bíblicos. Citan letras de canciones seculares de memoria, pero no pueden citar ni cinco versículos que transformen sus vidas.

La Palabra de Dios nos advierte con claridad:

> «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo —los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida— no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.»
(1 Juan 2:15-17)

El sistema del mundo te enseña a vivir para ti, a buscar tu fama, tu éxito, tu comodidad, tus placeres. Pero Jesús te llama a negarte a ti mismo, tomar tu cruz y seguirle.

> «Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.»
(Santiago 4:4)

Y no se trata solo de evitar “pecados escandalosos”. El problema muchas veces es más profundo: corazones tibios, vidas cristianas sin fruto, tiempo invertido en todo menos en predicar, buscar a Dios o servirle. Muchos están entretenidos, ocupados, incluso haciendo cosas buenas, pero no están en la voluntad de Dios. Y como dice Proverbios:

> «Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.»
(Proverbios 14:12)

Pablo, que tenía fama, posición, educación, y todo lo que el mundo valora, dijo algo que debería estremecer nuestros corazones:

> «Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.»
(Filipenses 3:7-8)

¿Tú también lo tienes por basura?
¿Puedes mirar el entretenimiento del mundo, el pecado oculto, las distracciones, los afanes, y decir con convicción: “Esto no vale nada comparado con seguir a Cristo”?

No se trata solo de salir del basurero del mundo. Se trata de seguir a Cristo con todo el corazón. De dejar atrás lo que estorba y abrazar lo eterno. De vaciarse de lo terrenal para llenarse de lo celestial.

Hoy es el tiempo de despertar, de volver al primer amor, de hablar más de Cristo que del fútbol, de vivir con pasión por su presencia más que por cualquier placer pasajero.

¡Sal del sistema del mundo! No fuiste llamado a encajar, sino a resplandecer.