El Señor aborrece el sacrificio de los malvados, pero le complacen las oraciones de los justos.
“Cuando llegue el momento, no tendrán necesidad de preguntarme nada. Les digo la verdad, el Padre les dará cualquier cosa que pidan en mi nombre.
Entonces llamaron al Señor para que los ayudara, y Él los salvó de su sufrimiento.Calmó la tempestad, y las olas se aquietaron.Los ha reunido desde tierras lejanas, desde el este y el oeste, y del norte y el sur. Los navegantes estaban tan felices de que las aguas se hubieran calmado, y el Señor los llevó hasta el puerto que querían.
Que el señor te responda cuando estés en problemas; que el nombre del Dios de Jacob te proteja.
El Señor restauró la prosperidad de Job cuando éste oró por sus amigos, y le dio el doble de lo que tenía antes.
“Vuelve a entrar y dile a Ezequías, el gobernante de mi pueblo: Esto es lo que dice el Señor, el Dios de tu antepasado David: He oído tu oración, he visto tus lágrimas. Te prometo que te voy a curar. Por eso, dentro de tres días irás al Templo del Señor.
En mi desesperación invoqué al Señor; clamé a mi Dios. Él escuchó mi voz desde su Templo; mi grito de auxilio llegó a sus oídos.
Entonces Cornelio, asustado, lo miró y preguntó: “¿Qué quieres, Señor?” “Dios ha escuchado tus oraciones, y ha reconocido tu generosidad para con los pobres”, le dijo el ángel a Cornelio.
Que I oración se eleve como incienso hacia ti. Elevo mis manos como una ofrenda vespertina.
Entonces, cuando llames, el Señor responderá; cuando clames por ayuda, el Señor dirá: “Aquí estoy”. Si se deshacen de la opresión entre ustedes, si dejan de señalar con el dedo y de calumniar a los demás,
Si ustedes permanecen en mí, y mis palabras en ustedes, entonces pueden pedir cualquier cosa que quieran, y les será dada.
Ustedes nos ayudan con sus oraciones. De este modo, muchos agradecerán a Dios por la bendición que Dios nos dará en respuesta a las oraciones de muchos.
Yo amo al Señor porque Él me escucha, escucha mi clamor pidiendo ayuda.Confié en ti, y clamé a ti diciendo, “¡Estoy sufriendo terriblemente!”Estaba tan molesto que dije, “¡Todos son unos mentirosos!”¿Qué puedo darle al Señor en agradecimiento por todo lo que ha hecho por mí?Levantaré la copa de la salvación y adoraré al Señor. Cumpliré mis promesas al Señor para que todos puedan ver. Le duele al Señor cuando mueren aquellos que ama. Señor, realmente soy tu siervo, te sirvo tal y como y mi madre lo hizo antes de mí, sin embargo, tú me has liberado.Te ofreceré sacrificio en acción de gracias y te alabaré.Cumpliré mis promesas en presencia de todo tu pueblo,en la casa del Señor, justo en Jerusalén. ¡Alabado sea el Señor!Lo invocaré mientras viva porque Él atiende lo que digo.
¿Está sufriendo alguno entre ustedes? Ore. ¿Hay alguien alegre entre ustedes también? Cante canciones de alabanza.
¡Oh, Señor! A ti calmo. ¡Apresúrate a ayudarme! ¡Escucha, por favor, cuando clamo por tu ayuda!
Ve y dile a Ezequías: Esto es lo que dice el Señor, el Dios de tu antepasado David: He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas. Añadiré quince años a tu vida.
¡Que el Dios de esperanza los llene por completo de todo gozo y paz, como sus creyentes, a fin de que puedan rebosar de esperanza por el poder del Espíritu Santo!
Ustedes no me eligieron a mí, yo los elegí a ustedes. Yo les he dado a ustedes la responsabilidad de ir y producir fruto duradero. Entonces el Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre.
hol“Porque ustedes no creen lo suficiente”, les dijo Jesús. “Les digo que aún si la confianza de ustedes fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, ustedes podrían decir a esta montaña ‘muévete de aquí para allá,’ y esta se movería. Nada sería imposible para ustedes”.
No te precipites, y piensa antes de hablar con Dios. Porque Dios está en el cielo y tú en la tierra, así que sé breve.
Si sabemos que él oye nuestras peticiones, podemos estar seguros de que recibiremos lo que le pedimos.
“En cuanto a mí, ¿cómo podría pecar contra el Señor dejando de orar por ustedes? También seguiré enseñándoles el camino del bien y la rectitud.
Clamo pidiendo la ayuda del Señor, quien merece toda alabanza, y me salvó de los que me odiaban.
Ofrezcamos, pues, por medio de Jesús, un sacrificio continuo de alabanza a Dios, es decir, hablando bien de Dios, y declarando su carácter.
¡No tengan miedo, porque yo estoy con ustedes! No tengan miedo, porque yo, su Dios, los haré fuertes, y ciertamente los ayudaré. Los apoyaré con mi mano fuerte, actuando a favor de lo que es justo.
Por favor, Señor, escucha lo que vengo a decirte en las horas de la mañana. Cada mañana traigo a ti mis peticiones y espero tu respuesta.
traeré a estos extranjeros a mi monte santo y los haré felices en mi casa de oración. Aceptaré sus holocaustos y sacrificios, porque mi Templo será llamado casa de oración para todas las naciones.
No se les ha dado un espíritu de esclavitud ni de temor una vez más. No, lo que recibieron fue el espíritu que los convierte en hijos, para que estén dentro de la familia de Dios. Ahora podemos decir a viva voz: “¡Dios es nuestro Padre!”
Orarán a Dios, y él los aceptará; llegarán a la presencia de Dios con alegría, y él les arreglará las cosas.
Dios, tú eres mi Dios y te busco de todo corazón. Mi ser entero te anhela y tiene sed de ti, en medio de esta tierra seca, árida y carente de aguas.
Que por su poder que obra dentro de nosotros, Aquél que es poderoso para hacer más de lo que le pedimos o siquiera alcanzamos a pensar,
Manténganse despiertos y oren, para que puedan escapar de todas las cosas que sucederán y estén en pie ante el Hijo del hombre”.
Pero cada día el Señor me muestra su amor; cada noche me da canciones para que las cante, una oración al Dios de mi vida.
Admitan unos delante de otros los errores que han cometido, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración sincera de los justos es eficaz.
Así que deberíamos acercarnos confiados a Dios, en su trono de gracia, para recibir misericordia, y descubrir la gracia que nos ayuda cuando realmente la necesitamos.
En mi desesperación, clamé al Señor; oré a mi Dios pidiéndole ayuda. Oyó mi voz desde su Templo. Mi grito de ayuda llegó a sus oídos.
El Señor guarda distancia con los malvados, pero escucha las oraciones de los justos.
Yo responderé incluso antes de que me pregunten. Mientras aún están hablando, les responderé.
Yo haré cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, para que mi Padre sea glorificado a través del Hijo.Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré.
“Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen a la puerta y la puerta se abrirá para ustedes.
Porque Dios está atento a los justos y escucha sus oraciones, pero aborrece a los que hacen el mal”.
Permanezcan alegres en la esperanza que tienen, soporten las pruebas que se presenten, y no dejen de orar.
Estén despiertos y oren, para que no caigan en tentación. Sí, el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil”.
No se preocupen por nada, sino oren a Dios por todas las cosas, y explíquenle lo que necesitan, y agradézcanle por todo lo que él hace.
Podemos estar seguros de que él nos escuchará siempre y cuando pidamos conforme a su voluntad.Si sabemos que él oye nuestras peticiones, podemos estar seguros de que recibiremos lo que le pedimos.
Pero cuando su pueblo llama pidiendo ayuda, él los escucha y los rescata de sus problemas.
Clama a mí, y yo te responderé, explicándote cosas sorprendentes y ocultas de las que no tienes idea.
y si mi pueblo, llamado por mi nombre, se humillara y orara y se volviera a mí, y se apartara de sus malos caminos, entonces yo oiría desde el cielo, perdonaría sus pecados y sanaría su tierra.
Pero ustedes, cuando oren, entren a su casa y cierren la puerta, y oren a su Padre en privado, y su Padre que ve lo que ocurre en privado, los recompensará.
Les estoy diciendo que todo aquello por lo que oren, todo lo que pidan, crean que lo han recibido, y así será.
¡No podemos esperar que Dios se agrade de nosotros si no confiamos en él! Todo el que se acerca a Dios debe creer que él existe, y que recompensa a quienes lo buscan.
Cuando terminaron de orar, la edificación donde estaban reunidos tembló. Y todos ellos fueron llenos del Espíritu Santo, y predicaban con valor la palabra de Dios.
“Les digo entonces: pidan, y recibirán; busquen, y encontrarán; toquen puertas, y las puertas se abrirán para ustedes.
Pues recibiremos de él cualquier cosa que le pidamos, porque seguimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Jabes suplicó al Dios de Israel: “¡Por favor, bendíceme y amplía mis fronteras! Acompáñame y mantenme a salvo de cualquier daño para que no tenga dolor”. Y Dios le dio lo que pidió.
Un día, poco tiempo después, Jesús subió a una montaña para orar. Allí se quedó toda la noche, orando a Dios.
Deseo animarlos, mis hermanos y hermanas, mediante nuestro Señor Jesucristo y mediante el amor del Espíritu, a que se unan y oren mucho por mí.
Pueblo mío, confía siempre en el Señor. Mediten en Él siempre, porque Él es quien nos cuida. Selah.
Por favor, escucha la oración de tu siervo y su petición, Señor Dios mío. Por favor, escucha las peticiones y las oraciones que tu siervo presenta hoy ante ti.
Si alguno de ustedes necesita sabiduría, pídala a Dios, que da a todos generosamente y sin retenciones.
Él satisface las necesidades de quienes lo siguen. Escucha su clamor de ayuda y los salva.
“También les digo que si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra acerca de algo por lo que están orando, entonces mi Padre celestial lo hará por ustedes.
Cuando clamen a mí pro ayuda, Responderé; cuando estén en problemas, Estaré con ellos. Los salvaré y los honraré.
De la misma manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Nosotros no sabemos cómo hablar con Dios, pero el Espíritu mismo intercede con nosotros y por nosotros mediante gemidos que las palabras no pueden expresar.
En primer lugar quiero animarte a orar por todos: haz peticiones y agradece en nombre de ellos.
Cerca de la media noche Pablo y Silas estaban orando y cantando alabanzas a Dios, y los demás prisioneros los escuchaban.
Cuando Daniel se enteró de que el decreto había sido firmado, se dirigió a su casa, a su habitación del piso superior, donde oraba tres veces al día, con las ventanas abiertas hacia Jerusalén. Allí se arrodilló, orando y agradeciendo a su Dios como siempre lo hacía.
Señor, escucha por favor mi oración. Por tu fidelidad, escucha mi petición de súplica. Respóndeme porque tú eres justo.
¿Por qué? Porque estoy convencido de que a través de las oraciones de ustedes, y por medio de la ayuda del Espíritu Santo de Jesucristo, esto terminará siendo mi salvación.
acerquémonos a Dios, con mentes sinceras y plena confianza. Nuestras mentes han sido rociadas para purificarlas de nuestros malos pensamientos, y nuestros cuerpos han sido lavados y limpiados con agua pura.
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