porque los judíos de allí eran más nobles que los judíos de Tesalónica, y escuchaban con alegría la palabra de ellos cada día, discerniendo mediante las Escrituras si estas cosas eran así.
Toda Escritura que ha sido escrita por el espíritu, es provechosa para enseñanza, para amonestación, para corrección, para instrucción en la justicia, con el propósito de que el hombre de Dios sea maduro e íntegro para toda buena obra.
Porque la palabra de Dios es viva y todo lo inspecciona, y es más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas, la médula y los huesos, y juzga las intecnciones y las reflexiones del corazón.
Procura diligentemente presentarte íntegro ante Dios, como obrero que no tiene de qué temer, que expone correctamente la palabra de verdad.
Escudriñen las Escrituras, por cuanto ustedes piensan que en ellas tienen la vida eterna, porque ellas testifican acerca de mí.
y que desde tu niñez has aprendido las Santas Escrituras, las cuales te pueden dar sabiduría para salvación mediante la fe en Jesucristo.
Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; toquen a la puerta, y se les abrirá; porque todo el que pida recibirá, y el que busque, hallará, y al que toque a la puerta, se le abrirá.
Toda Escritura que ha sido escrita por el espíritu, es provechosa para enseñanza, para amonestación, para corrección, para instrucción en la justicia,
y no sean conforme a este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, y disciernan cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.
Así que, hermanos míos, en lo que es verdadero, lo que es sobrio, lo que es justo, lo que es puro, lo que es amable, lo que es excelente, y en las acciones honrosas y dignas de alabanza, en esto piensen,
Colóquense el YELMO DE LA SALVACIÓN y tomen la espada del espíritu, que es la palabra de Dios;
Contestándoles Jesús, dijo: Están ustedes errados al no comprender las Escrituras ni el poder de Dios,
Que si palabra habite abundantemente en ustedes en toda sabiduría, enseñándose y amonestándose entre ustedes con salmos, con cánticos e himnos del espíritu, cantando con gracia a Dios con sus corazones.
y sean como niños recién nacidos que desean la palabra cual leche pura y espiritual, para que se fortalezcan mediante ella para salvación,
No se engañen, de Dios nadie puede burlarse, porque lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará. El que siembre para la carne, de la carne cosechará corrupción, pero el que siembre para el espíritu, del espíritu cosechará vida eterna.
Busquen, pues, primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
y todo lo que fue escrito en épocas pasadas, fue escrito para instrucción nuestra, para que por la paciencia y por el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.
De modo que todo el que está en el Cristo, es nueva criatura; las cosas viejas pasaron
Considerémonos, pues, unos a otros, para estimularnos al amor y a las buenas obras, y no dejemos de congregarnos[4] como algunos tienen por costumbre, sino intercedamos unos por otros, con mayor razón cuando vemos que aquel día se acerca,
y si la unción que han recibido de Él permanece en ustedes, no necesitan que ninguno los instruya, sino que como la unción es de Dios, los instruye acerca de todas las cosas, y es verdadera y no hay falsedad en ella. Y tal como los ha instruído, permanezcan en Él.
porque estoy convencido de esto: que Aquel que inició en ustedes las buenas obras, las perfeccionará hasta el día de nuestro Señor Jesucristo.
Por lo cual, poniendo todo cuidado, añadan a su fe, virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio de sí mismo; al dominio de sí mismo, paciencia; y a la paciencia, reverencia a Dios; a la reverencia a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor; porque cuando logren estas cosas y abunden en ustedes, no permanecerán ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo,
Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, y enséñenles que guarden todo lo que les he ordenado. He aquí, yo estoy con ustede todos los días, hasta el fin del mundo[49]. Amén.
Ahora pues, la fe viene por escuchar atentamente, por escuchar atentamente[7] la palabra de Dios.
Pero los frutos del espíritu son: amor, gozo, paz, paciencia, afabilidad, bondad, confianza, humildad, dominio de sí mismo. Contra tales cosas no hay ley,
Así que si ustedes han resucitado junto con el Cristo, busquen las cosas de arriba, donde el Cristo está sentado a la diestra de Dios. Piensen en las cosas de arriba, y no en las de la Tierra,
Les suplico, pues, hermanos míos, por las misericordias de Dios, que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, en culto racional, y no sean conforme a este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, y disciernan cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.
¿No saben que los que corren en un estadio, todos ellos corren pero solamente uno se lleva el premio? Corran, pues, de modo tal que lo obtengan, porque todo el que practica la disciplina, controla su mente en todo. Ellos corren para llevarse una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible. así que, yo de esta manera corro, no como por algo incierto, y de este modo peleo, no como quien golpea al aire, sino que someto y sujeto mi carne, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo llegue a ser desechado.
Vengan a mí todos los que están abatidos y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí que soy manso[23] y humilde de corazón, y ENCONTRARÁN REPOSO PARA SUS ALMAS, porque mi yugo es placentero[24] y ligera mi carga.
Por lo demás, hermanos míos, fortalezcanse en nuestro Señor y en la grandeza de su poder, y vístanse de toda la armadura de Dios, para que sean capaces de estar firmes ante las estratagemas del Adversario;
Ahora bien, la fe es la convicción de las cosas que se esperan como si ya fueran realidad, y es la revelación de las cosas que no se ven.
Y nosotros sabemos que a los que aman a Dios, Él los ayuda en todo para bien, a los que designó anticipadamente para que fueran llamados,
sino santifiquen al Señor, el Cristo, en sus corazones, y estén preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que les demande razón respecto a la esperanza de su fe,
para que sean íntegros e irreprensibles, como hijos puros de Dios que habitan en medio de una generación torcida y perversa, para que sean vistos entre ellos como luminarias en el mundo, para que ustedes sean para ellos por salvación, para mi gloria en el día del Cristo, pues no he corrido en vano ni me he cansado en vano.
Así brille su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen ellos a su Padre que está en el Cielo.
porque con el Cristo fui crucificado, y ya no vivo yo, sino que el Cristo vive en mí. Y lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
ni dispongan sus miembros para ser instrumento de iniquidad para el pecado, sino dispónganse ante Dios como humanos que están vivos de entre los muertos, y sean sus miembros instrumento para la justicia de Dios,
Por esto, desde el día que nos enteramos, también nosotros no cesamos de orar por ustedes, y de rogar que sean colmados del conocimiento de la voluntad de Dios en toda sabiduría y en todo entendimiento espiritual, para que se conduzcan como es recto, agradando a Dios en toda buena obra, dando fruto y creciendo en el conocimiento de Dios,
pero si andamos en luz, así como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todos nuestros pecados.
Por tanto, también nosotros que tenemos todos estos testigos alrededor nuestro como una nube, despojémonos de todas nuestras cargas, y del pecado que nos asedia en todo tiempo, y corramos con perseverencia en esta prueba de destreza que está puesta delante de nosotros, puestos los ojos en Jesús, porque Él fue el Autor y Consumador de nuestra fe, quien por el gozo que había para Él soportó la cruz, despreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Ninguna palabra obscena salga de su boca, sino la que sea buena y útil para edificación, para que impartan gracia a los oyentes.
Regocíjense siempre en nuestro Señor. De nuevo les digo: ¡Regocíjense! Su humildad sea conocida por todo hombre. Nuestro Señor está cerca. Por nada estén ansiosos, sino sean conocidas siempre sus peticiones delante de Dios en oración y súplicas y con acción de gracias, y la paz de Dios, que excede a todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Jesucristo.
Por tanto, ya sea que coman, que beban o que hagan cualquier cosa, háganlo todo para la gloria de Dios,
No acumulen tesoros en la Tierra, donde la polilla y la herrumbre corroen y donde ladrones horadan y roban, sino acumulen tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre corroen y donde los ladrones no horadan ni roban, porque donde esté su tesoro, allí estará su corazón.
Así pues, como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de compasión, de piedad, de bondad, de una actitud humilde, de mansedumbre[1] y de paciencia. Ténganse paciencia unos a otros, y perdónense unos a otros, y si alguno tiene resentimiento contra su prójimo, así como el Cristo los perdonó, también así ustedes perdonen. Y juntamente con todas estas cosas tengan amor, que es el vínculo de la perfección,
para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les conceda espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él, para que los ojos de sus corazones sean iluminados, y puedan así comprender cuál es la esperanza de su llamado, y cuál es la riqueza de la gloria de la herencia de Él para los santos,
Por tanto, no nos fatigamos, porque aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, no obstante el interior se va renovando día a día,
Sólo compórtense de una manera digna del Evangelio del Cristo, para que ya sea que vaya a verlos o que esté ausente, pueda escuchar respecto a ustedes que están firmes en un mismo espíritu y en una misma alma, venciendo unánimes mediante la fe del Evangelio,
asiéndonos firmemente de la confesión de nuestra esperanza, sin fluctuar, porque fiel es el que nos prometió.
Estén siempre gozosos. Oren sin desistir. Den gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para ustedes en Jesucristo.
Por tanto, todo el que escuche estas mis palabras y las ponga por obra, será semejante a un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca, y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron a aquella casa, pero no se derrumbó, porque sus cimientos habían sido puestos sobre la roca.
¿Qué diremos, pues, acerca de esto? Si Dios está a favor nuestro, ¿quién contra nosotros?
Y todo lo que hagan, háganlo con toda su alma, como para nuestro Señor y no como para los hombres,
Y cuando hagamos lo que es bueno, no nos cansemos, porque llegará el tiempo de cosechar, y ya no nos cansaremos.
A causa de esto, fortalézcanse en su entendimiento; sean completamente sobrios, y depositen la esperanza en el gozo que les vendrá en la revelación de Jesucristo nuestro Señor.
pero Él respondió, diciendo:Escrito está: 'NO SOLO DE PAN VIVIRÁ EL HOMBRE, SINO DE TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS'.
Hermanos míos, yo mismo no considero haberlo alcanzado; pero una cosa sé: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome hacia adelante, corro hacia la meta con el fin de obtener la victoria del supremo llamado de Dios por medio de Jesucristo.
Digo yo, pues, a todos ustedes, por la gracia que me fue dada, que ninguno tenga un más alto concepto de sí que el que deba tener, sino cada uno piense sobriamente, según la medida de fe que Dios le impartió;
Amado nuestro, en todo hago oración por tí, para que prosperes y tengas buena salud, así como prospera tu alma,
Y que nuestro Señor Jesucristo y Dios nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha dado consolación eterna y buena esperanza por su gracia, consuele sus corazones y los afirme en toda palabra y en toda buena obra.
gócense en su esperanza, y sean pacientes en sus aflicciones, siendo constantes en la oración.
Así pues, por cuanto somos justificados por medio de la fe, tenemos paz para con Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, por quien fuimos acercados por medio de la fe a esta gracia en la que estamos, y nos deleitamos en la esperanza de la gloria de Dios;
Porque estos tres son los que permanecen: la fe, la esperanza y el amor, pero el mayor de ellos es el amor.
Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita: