Te conjuro delante de Dios y de Jesucristo, y de sus santos ángeles, que observes estas cosas sin dejarte prevenir, y sin hacer nada por inclinación ni afición particular.
en fin, para que el hombre de Dios o el cristiano sea perfecto, y esté apercibido para toda obra buena. Te conjuro, pues, delante de Dios y de Jesucristo, que ha de juzgar vivos y muertos, al tiempo de su venida y de su reino,
Id, pues, con cuidado: Si tu hermano peca contra ti, repréndele; y si se arrepiente, perdónale.
Hermanos míos, si alguno, como hombre que es, cayere desgraciadamente en algún delito, vosotros los que sois espirituales, al tal amonestadle e instruidle con espíritu de mansedumbre, haciendo cada uno reflexión sobre sí mismo, y temiendo caer también en la tenta-ción.
El castigo y la reprensión acarrean sabiduría; pero el muchacho abandonado a sus antojos, es la confusión de su madre.
Que si tu hermano pecare contra ti, o cayere en alguna culpa, ve y corrígele estando a solas con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no hiciere caso de ti, todavía válete de una o dos personas, a fin de que todo sea confirmado con la autoridad de dos o tres testigos. Y si no los escuchare, díselo a la comunidad; pero si ni a la misma comunidad oyere, tenlo por gentil y publicano.
mas no le miréis como a enemigo, sino corregidle como hermano con amor y dulzura. Así el mismo Señor y autor de la paz os conceda siempre paz en todas partes. El Señor sea con todos vosotros.
Que si tu hermano pecare contra ti, o cayere en alguna culpa, ve y corrígele estando a solas con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.
He aquí que estoy a la puerta de tu corazón, y llamo; si alguno escuchare mi voz y me abriere la puerta, entraré a él, y con él cenaré, y él conmigo.
Dichoso el hombre a quien el mismo Dios corrige; no desprecies, pues, la corrección del Señor.
Quien ama la corrección, ama la ciencia; mas el que aborrece las reprensiones, es un insensato.
Amonéstales que vivan sujetos a los príncipes y potestades, que obedezcan sus órdenes, y que estén prontos para toda obra buena,
Porque vendrá tiempo en que los hombres no podrán sufrir la sana doctrina, sino que, teniendo una comezón extremada de oír doctrinas que lisonjeen sus pasiones, recurrirán a un montón de doctores propios para satisfacer sus desordenados deseos,
Cuando os escribí que no trataseis con tales sujetos, quise decir que si aquel que es del número de vuestros hermanos, es deshonesto o avariento, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o vive de rapiña, con este tal, ni tomar bocado.
Porque aun hay muchos desobedientes, charlatanes y embaucadores, sobre todo de los circuncisos, o judíos convertidos,
sabiendo que quien es de esta ralea, está pervertido y es delincuente, siendo condenado por su propia conciencia.
debe saber, que quien hace que se convierta el pecador de su extravío, salvará de la muerte al alma del pecador, y cubrirá la muchedumbre de sus propios pecados. Pedro, apóstol de Jesucristo, a los judíos que viven fuera de su patria, dispersos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia Menor y Bitinia,
Pues ¿cómo podría yo meterme en juzgar a los que están fuera? ¿No son los que están dentro de ella a quienes tenéis derecho de juzgar? A los de afuera Dios los juzgará. Vosotros, apartad a ese mal hombre de vuestra compañía.
Por tanto, volved a levantar vuestras manos lánguidas y caídas, y fortificad vuestras rodillas debilitadas;
No quieras reprender al mofador, para que no te aborrezca. Corrige al sabio, y te amará.
Porque el príncipe es un ministro de Dios puesto para tu bien. Pero si obras mal, tiembla; porque no en vano se ciñe la espada, siendo como es ministro de Dios, para ejercer su justicia castigando al que obra mal.
La palabra de Cristo o su doctrina en abundancia tenga su morada entre vosotros, con toda sabiduría, enseñándoos y animándoos unos a otros, con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando de corazón con gracia o edificación las alabanzas a Dios.
A los recios golpes de tu mano, yo desfallecí cuando me corregías; por el pecado castigaste tú al hombre; e hiciste que su vida se consumiese como araña. Ciertamente que en vano se conturba y agita el hombre.
Bienaventurado el hombre a quien tú ¡oh Señor!, hayas instruido y amaestrado en tu ley,
Por lo que hace a mí estoy bien persuadido, hermanos míos, de que estáis llenos de caridad, y de que tenéis todas las luces necesarias para instruiros los unos a los otros.
Así el mismo Señor y autor de la paz os conceda siempre paz en todas partes. El Señor sea con todos vosotros.
Mas tú, ¿con qué cara te pones a mirar la paja en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que está dentro del tuyo? O ¿cómo dices a tu hermano: Deja que yo saque esa pajita de tu ojo, mientras tú mismo tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás cómo has de sacar la paja del ojo de tu hermano.
Entonces los discípulos hablaron aparte a Jesús , y le dijeron: ¿Por qué no hemos podido nosotros echarle?
Viendo Jesús la gente que iba acudiendo, amenazó al espíritu inmundo, diciendo: Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando, sal de este muchacho, y no vuelvas más a entrar en él.
El que escucha las reprensiones saludables conversará entre los sabios. Quien desecha la instrucción, menosprecia su propia alma; pero el que se somete a las correcciones se enseñorea de su corazón.
Mejor, es pues, vivir dos juntos que uno solo; porque es ventajoso el estar en compañía. Si uno va a caer, el otro lo sostiene. Pero ¡ay del hombre que está solo!, pues si cae no tiene quién lo levante.
pues el mandamiento de tu padre es a manera de antorcha, y la ley o instrucciones de tu madre como una luz, y la corrección que conserva a los jóvenes en la disciplina, es el camino de la vida,
sea ese que tal hizo entregado a Satanás, para castigo de su cuerpo, a cambio de que su alma sea salva en el día de nuestro Señor Jesucristo.
Le basta a él esa corrección, hecha por muchos de los hermanos, esto es, por vuestra Iglesia. Ahora, por el contrario, debéis usar con él de indulgencia y consolarle, porque quizá con la demasiada tristeza no acontezca que ese tal dé al través, y se desespere. Por lo cual os suplico que ratifiquéis con él la caridad, y comuniquéis otra vez con él.
Y os ruego, hermanos, que os recatéis de aquellos que causan entre vosotros divisiones y escándalos, enseñando contra la doctrina que vosotros habéis aprendido; y evitad su compañía;
amándoos recíprocamente con ternura y caridad fraternal, procurando anticiparos unos a otros en las señales de honor y de deferencia.
Procurad que ninguno vuelva a otro mal por mal; sino tratad de hacer siempre bien unos a otros, y a todo el mundo.
Quien corrige a una persona será al fin más grato a ella que otro que la engaña con palabras lisonjeras.
El justo me corregirá y reprenderá con caridad y misericordia; pero nunca llegará a ungir con bálsamo mi cabeza el pecador. Porque mis oraciones se dirigirán siempre contra sus antojos.
antes bien siguiendo la verdad del Evangelio con caridad, en todo vayamos creciendo en Cristo , que es nuestra cabeza,
El que es sabio de corazón, será llamado prudente; y el que tiene dulzura en el hablar, conseguirá mayor fruto.
Pensemos, pues, así todos los que somos perfectos; que si vosotros pensáis de otra suerte, confío en que Dios os iluminará también en esto y sacará del error.
Por tanto, si al tiempo de presentar tu ofrenda en el altar, allí te acuerdas que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja allí mismo tu ofrenda delante del altar, y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y después volverás a presentar tu ofrenda.
y no den oídos a las fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.
ahora me alegro, no de la tristeza que tuvisteis, sino de que vuestra tristeza os ha conducido a la penitencia. De modo que la tristeza que habéis tenido ha sido según Dios; y así ningún daño os hemos causado. Puesto que la tristeza que es según Dios, produce una penitencia constante para la salud, cuando la tristeza del siglo causa la muerte.
Este es a quien predicamos nosotros, amonestando a todos los hombres, e instruyéndolos a todos en toda sabiduría o conocimientos celestiales, para hacerlos a todos perfectos en Jesucristo,
Y es que los pacíficos son los que siembran en paz los frutos de la verdadera justicia, o santidad.
No queráis, pues, ser cómplice de las obras infructuosas de las tinieblas; antes bien, reprendedlas;
Y cuando vino después Cefas, o Pedro, a Antioquía, le hice resistencia cara a cara, por ser digno de reprensión;
En suma, procuremos las cosas que contribuyen a la paz, y observemos las que pueden servir a nuestra mutua edificación.
Puesto que venimos a ser participantes de Cristo , con tal que conservemos inviolablemente hasta el fin el principio del nuevo ser suyo que ha puesto en nosotros.
Toda prevaricación es pecado, mas hay un pecado que acarrea sin remedio la muerte eterna.
Os empeño mi palabra, que todo lo que atareis sobre la tierra, será eso mismo atado en el cielo; y todo lo que desatareis sobre la tierra, será eso mismo desatado en el cielo.
Por haber yo callado, se consumieron mis huesos, dando alaridos todo el día. Porque de día y de noche me hiciste sentir tu pesada mano. Revolcábame en mi miseria, mientras tenía clavada la espina.
Castigado el escandaloso, el párvulo o simple se hará más avisado; y si se arrimare al sabio, aprenderá la ciencia.
atendiendo cada cual no solamente al bien de sí mismo, sino a lo que redunda en bien del prójimo.
ciencia vana que profesándola algunos vinieron a perder la fe. La gracia sea contigo. Amén. Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, según la promesa de vida que tenemos en Jesucristo,
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