Y todo esto hacedlo orando y suplicando sin cesar bajo la guía del Espíritu; renunciad incluso al sueño, si es preciso, y orad con insistencia por todos los creyentes.
Puede, por tanto, salvar de forma definitiva a quienes por medio de él se acercan a Dios; no en vano vive siempre intercediendo por ellos.
Somos débiles, pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos lo que nos conviene pedir, pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inexpresables. Y Dios, que sondea lo más profundo del ser, conoce cuáles son las aspiraciones de ese Espíritu que intercede por los creyentes en plena armonía con la divina voluntad.
Te encarezco, pues, en primer lugar, que se hagan oraciones, súplicas, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres. Por los reyes y por todos los que gozan de poder sobre la tierra, para que podamos, de forma tranquila y sosegada, realizarnos sin trabas en nuestra condición de personas creyentes. Hermoso y agradable es este proceder a los ojos de Dios, nuestro Señor,
Te encarezco, pues, en primer lugar, que se hagan oraciones, súplicas, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres. Por los reyes y por todos los que gozan de poder sobre la tierra, para que podamos, de forma tranquila y sosegada, realizarnos sin trabas en nuestra condición de personas creyentes.
Incesantemente damos gracias a Dios por cada uno de vosotros y os tenemos presente en nuestras oraciones.
Por lo demás hermanos, rogad por nosotros para que el mensaje del Señor prosiga el avance glorioso que inició en vuestra ciudad.
Somos débiles, pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos lo que nos conviene pedir, pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inexpresables.
Reconoced, pues, mutuamente vuestros pecados y orad unos por otros. Así sanaréis, ya que es muy poderosa la oración ferviente de los fieles.
para ello cuento también con la ayuda de vuestras oraciones. De esta manera, siendo muchos los que han contribuido a que Dios me conceda su favor, otros tantos serán los que den gracias a Dios por mi causa.
Estamos seguros de que, si algo pedimos a Dios tal y como él quiere, nos atiende. Y si estamos seguros de que Dios siempre nos atiende, lo estamos también de que obtenemos lo que le pedimos.
Acerquémonos, pues, llenos de confianza, a ese trono de gracia, seguros de que la misericordia y el favor de Dios estarán a nuestro lado en el momento preciso.
Por eso, desde el día en que tan gratas nuevas llegaron a nuestros oídos, no cesamos de rogar por vosotros. Pedimos a Dios que os llene del conocimiento de su voluntad, que os haga profundamente sabios y os conceda la prudencia del Espíritu. Vuestro estilo de vida será así totalmente digno y agradable al Señor; daréis fruto en toda suerte de obras buenas y creceréis en el conocimiento de Dios.
Cada vez que os recuerdo, doy gracias a mi Dios, y cuando ruego por vosotros, lo hago siempre lleno de alegría. No en vano os habéis afanado conmigo en la difusión del mensaje de salvación desde el primer día hasta hoy.
pero yo he pedido por ti, para que tu fe no falte. Y tú, cuando vuelvas en ti, ayuda a tus hermanos a permanecer firmes.
Finalmente, hermanos, un favor os pido por nuestro Señor Jesucristo y por el amor que el Espíritu nos ha infundido: sed mi apoyo en la batalla que habré de sostener; pedid a Dios que me haga escapar con bien de los que en Judea se oponen a la fe. Y pedidle asimismo que esta ayuda que llevo a Jerusalén sea bien acogida por aquellos hermanos. Así será grande mi alegría cuando, si Dios quiere, vaya a visitaros, y podré descansar feliz entre vosotros.
Otra cosa os digo también: si dos de vosotros, estéis donde estéis, os ponéis de acuerdo para pedir algo en oración, mi Padre celestial os lo concederá. Pues allí donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Pues los ojos del Señor velan sobre los buenos, y sus oídos atienden a sus ruegos. En cambio, el Señor hace frente a quienes practican el mal.
Por eso, al recordaros en mis oraciones, no me canso de dar gracias a Dios por vosotros. Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre, a quien toda gloria pertenece, os otorgue un espíritu de sabiduría y una revelación interior que os haga conocerle profundamente.
¿Quién se atreverá a condenarnos? ¡Cristo Jesús es quien murió; más aún, resucitó y está al lado de Dios, en el lugar de honor intercediendo por nosotros!
Somos, pues, embajadores de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara sirviéndose de nosotros. En nombre de Cristo, os pedimos que hagáis la paz con Dios.
Y de paso rogad a Dios por mí, para que me facilite la tarea de anunciar el plan secreto de Dios realizado en Cristo, por el cual me encuentro ahora encarcelado.
Velad y orad para que no desfallezcáis en la prueba que se acerca. Es cierto que tenéis buena voluntad, pero os faltan las fuerzas.
Que la esperanza os mantenga alegres, las dificultades no os hagan perder el ánimo y la oración no cese en vuestros labios.
Cuando partí para Macedonia, te recomendé que permanecieras en Efeso para hacer frente a esos que andan enseñando cosas raras.
A Dios, que, desplegando su poder sobre nosotros, es capaz de realizar todas las cosas incomparablemente mejor de cuanto pensamos o pedimos,
Si alguno de vosotros anda escaso de sabiduría, pídasela a Dios, que reparte a todos con largueza y sin echarlo en cara, y él se la dará.
Y él nos concederá todo lo que le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos cuanto le agrada.
Y no os toméis la justicia por vuestra mano, queridos míos; dejad que sea Dios quien determine el castigo, pues el Señor dice en la Escritura: A mí corresponde castigar; yo daré a cada cual su merecido. Como también dice: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Así harás que su cara enrojezca de vergüenza. No permitáis que os venza el mal, antes venced el mal a fuerza de bien.
Hijos míos, estoy sufriendo, como si de nuevo os estuviera dando a luz, hasta que Cristo tome forma definitiva en vosotros.
Esta es la razón por la que rogamos sin cesar por vosotros para que seáis dignos del llamamiento con que os ha distinguido nuestro Dios; para que él lleve a término, con eficacia y plenitud, tanto vuestros buenos propósitos como la obra de vuestra fe.
Preocupaos de los encarcelados como si vosotros mismos os encontraseis presos junto con ellos; preocupaos de quienes sufren malos tratos, ya que también vosotros tenéis un cuerpo sensible al sufrimiento.
El mensaje de Cristo llene con toda su riqueza vuestros corazones, y sed de veras maestros y consejeros los unos de los otros. Con un corazón profundamente agradecido, cantad a Dios salmos, himnos y canciones inspiradas.
Si alguna fuerza tiene una advertencia hecha en nombre de Cristo, si de algo sirve una exhortación nacida del amor, si nos une el mismo Espíritu, si alienta en vosotros un corazón afectuoso y compasivo, llenadme de alegría teniendo el mismo pensar, alimentando el mismo amor, compartiendo los mismos sentimientos, buscando la común armonía.
Se aproxima el final de todas las cosas. Sed, por tanto, juiciosos y sobrios, para que podáis dedicaros a la oración.
Luego les dijo: - Suponed que uno de vosotros va a medianoche a casa de un amigo y le dice: 'Amigo, préstame tres panes, porque otro amigo mío que está de viaje acaba de llegar a mi casa, y no tengo nada que ofrecerle.' Suponed también que el otro, desde dentro, contesta: 'Por favor, no me molestes ahora. Ya tengo la puerta cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. ¡No pretenderás que me levante ahora a darte unos panes!' Pues bien, os digo que, aunque no se levante a darle los panes por razón de su amistad, al menos, por evitar que le siga molestando, se levantará y le dará todo lo que necesita. Por esto os digo: Pedir, y os darán; buscad, y encontraréis; llamad, y Dios os abrirá la puerta. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, Dios le abrirá la puerta.
Y, viviendo, en cambio, con autenticidad en el amor, esforcémonos por crecer en todo, puesta la mira en aquel que es la cabeza: Cristo.
y estimulémonos mutuamente en la práctica del amor y de toda clase de obras buenas. Que nadie deje de asistir a las reuniones de su iglesia, como algunos tienen por costumbre. Por el contrario, animaos unos a otros, tanto más cuanto que estáis viendo que se acerca el día del Señor.
Hay hermanos que cometen pecados que no llevan a la muerte. Debemos orar por ellos para que Dios les dé la vida. Pero sólo si se trata de pecados que no llevan a la muerte. En cambio, no mando rogar por quien comete el pecado que lleva a la muerte.
No hagáis de vuestro amor una comedia. Aborreced el mal y abrazaos al bien. Amaos de corazón unos a otros como hermanos y que cada uno aprecie a los demás más que a sí mismo.
Hermanos, si alguno incurre en falta, vosotros, que sois hombres de espíritu, debéis corregirle con amabilidad. Y manteneos todos sobre aviso, porque nadie está libre de ser puesto a prueba.
Y, al ver a toda aquella gente, se sentía conmovido, porque estaban tristes y desalentados, como ovejas sin pastor. Dijo entonces a sus discípulos: - La mies es mucha, pero son pocos los obreros. Por eso, pedidle al dueño de la mies que mande obreros a sus mies.
El mismo Dios, a quien sirvo de todo corazón anunciando el mensaje salvador de su Hijo, puede garantizar que en todo instante os llevo en el pensamiento.
Damos gracias a Dios Padre y a nuestro Señor Jesucristo, mientras rogamos incesantemente por vosotros, al tener noticia de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor tan grande que mostráis todos los creyentes.
Porque hay un solo Dios, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús,
Por eso, conscientes de que Dios, en su misericordia, nos ha confiado esta tarea, lejos de darnos por vencidos,
Guardaos, pues, de despreciar a ninguno de estos pequeños,porque os aseguro que en el cielo sus ángeles están siempre en presencia de mi Padre celestial.
No os hagáis ilusiones: de Dios no se burla nadie. Lo que cada uno haya sembrado, eso cosechará.
Si alguno viene diciendo: 'Yo amo a Dios', pero al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, si no es capaz de amar al hermano, a quien ve?
Una esperanza que no decepciona, porque al darnos el Espíritu Santo, Dios nos ha inundado de su amor el corazón.
Nada debe angustiaros; en cualquier situación, presentad a Dios vuestros deseos, acompañando vuestras oraciones y súplicas con un corazón agradecido .
pero el ángel le dijo: - No tengas miedo, Zacarías. Dios ha escuchado tu oración, y tu mujer, Isabel, va a tener un hijo, al que llamarán Juan.
Y, si pedís, no recibís nada porque pedís con la torcida intención de malgastarlo en vuestros caprichos.
Ni os convirtáis en instrumentos del mal al servicio del pecado. Presentaos, más bien, ante Dios como lo que sois: muertos que habéis vuelto a la vida, y haced de vuestros cuerpos instrumentos del bien al servicio de Dios.
Estad siempre alegres. No ceséis de orar. Manteneos en constante acción de gracias, porque esto es lo que Dios quiere de vosotros en Cristo Jesús.
En fin, cuanto hagáis o digáis, hacedlo en nombre de Jesús, el Señor, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Por el amor de Dios os lo pido, hermanos: presentaos a vosotros mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Ese ha de ser vuestro auténtico culto. No os amoldéis a los criterios de este mundo. Dejaos transformar; renovad vuestro interior de tal manera, que sepáis apreciar lo que Dios quiere, es decir, lo bueno, lo que le es agradable, lo perfecto.
Únete al canal de BibliaTodo en tu app favorita: