El gozo del Señor no solo nos llena de fuerza, sino que también nos une. Esta es una alegría que no debemos guardárnosla, ese gozo necesita ser compartido. Así como los israelitas fueron instruidos para festejar y compartir lo que tenían entre ellos, también podemos difundir el gozo del Señor entre las personas que conocemos. El gozo del Señor nos reta a amar a nuestro prójimo y a llevar el evangelio a más personas. Cuando nos motivamos por un corazón gozoso en Dios somos fuertes y tenemos el poder de extender ese gozo, esa alegría en nuestra comunidad. El gozo de Dios es el que perdura y nadie te lo puede quitar. Salmos 98:4-6 Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; Levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos. Cantad salmos a Jehová con arpa; Con arpa y voz de cántico. Aclamad con trompetas y sonidos de bocina, Delante del rey Jehová. Aquí encontrarás muchos versículos que hablan del gozo de nuestro Dios.
Sé también humillarme(d) ; sé también abundar; en todo y en todas las cosas(e) iniciado estoy: y en hartarme y hambrear; y abundar, y necesitar.
Pues nada hemos traído al mundo; claro que tampoco llevar cosa alguna podemos; y, teniendo sustento y cobertura esto nos ha de bastar.
No que, en razón de penuria, lo diga; pues yo he aprendido, con lo que tengo, a contentarme. Sé también humillarme(d) ; sé también abundar; en todo y en todas las cosas(e) iniciado estoy: y en hartarme y hambrear; y abundar, y necesitar. Todo puedo en el que me conforta.
Pero es negocio grande la piedad con bastantía(b) . Pues nada hemos traído al mundo; claro que tampoco llevar cosa alguna podemos; y, teniendo sustento y cobertura esto nos ha de bastar.
Desinteresada la vida; contentos con lo presente; pues él dijo: (Deut. 31,6). No te dejaré, no; ni te abandonaré, no;
Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; cual si carga pesada han pesado sobre mí.
No que, en razón de penuria, lo diga; pues yo he aprendido, con lo que tengo, a contentarme.
Por lo cual me complazco en flaquezas, en ultrajes, en necesidades, en persecuciones, y angustias por Cristo; pues, cuando flaqueo, entonces potente soy.
Por esto os digo, no os solicitéis de vuestra alma(i) , qué comáis o qué bebáis, ni de vuestro cuerpo qué os vistáis ¿Acaso el alma no es más que la comida y el cuerpo que el vestido? Contemplad los volátiles del cielo cómo no siembran, ni siegan, ni allegan en graneros, y vuestro Padre el celestial, aliméntalos, ¿No sois vosotros mucho más que ellos?
Y dijo a ellos: «Ved y guardaos de toda codicia; pues no (si le sobra a alguno), la vida de él es(d) de lo que posee».
Lo mismo entre vosotros sintiendo(i) ; no lo alto sintiendo, sino de los humildes dejándoos llevar. No os hagáis prudentes ante vosotros mismos.
Acuérdate, Señor, de David y toda su mansedumbre; como juró al Señor, votó al Dios de Jacob:
Por esto os digo, no os solicitéis de vuestra alma(i) , qué comáis o qué bebáis, ni de vuestro cuerpo qué os vistáis ¿Acaso el alma no es más que la comida y el cuerpo que el vestido?
Asimismo todo hombre que comerá y beberá y viere bueno en toda su labor, don de Dios es.
Todos mis huesos dirán: «Señor ¿quién semejante a ti? que libras al indigente de mano de los más fuertes que él, y al indigente y pobre de los que le despojan?»
Dios, Dios mío, a ti madrugo: sed ha tenido de ti mi alma; ¡cuántas veces de ti mi carne!
Pero el fruto del espíritu es: caridad, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, continencia, (temperancia, castidad). Contra las cuales cosas no es la ley.
Mejor, pequeña porción con temor del Señor que tesoros grandes con destemor. Mejor, hospedaje con hortalizas en amistad y gracia, que servicio de becerros, con enemistad.
Temor del Señor, para vida, al varón; y el intemeroso morará en lugares donde no se mira conocimiento(g) .
Exhórtoos; pues, hermanos, por las piedades de Dios, que presentéis vuestros cuerpos hostia viviente, santa, bien placiente a Dios; el espiritual culto vuestro; y no os conforméis a este siglo, sino transformaos con la renovación de la mente, para probaros: cuál(a) , la voluntad de Dios, la buena(b) , y bien placiente y perfecta.
Que no es el reino de Dios comida y bebida, sino justicia, y paz, y gozo en Espíritu Santo;
No ponía por delante de mis ojos cosa inicua; a los que hacían prevaricaciones, odié; no se adhirió a mí un corazón pravo; al que se apartaba de mí; al malvado, no conocía yo(d) .
Y sabemos que a los amantes de Dios, todo coopera en bien, a los que según propósito llamados son.
Y el Dios de la esperanza llenaráos de todo gozo y paz en el creer; para que abundéis en la esperanza, en virtud de Espíritu Santo.
Bendición del Señor sobre cabeza de justo; ésta enriquece; y no se le añadirá, no, tristeza en el corazón.
Pues, aquél que al propio Hijo no perdonó, sino por nosotros todos entrególe ¿cómo no ya, también con él, con todas las cosas nos agraciará?
Y esperen en ti, los que conocen tu nombre; pues no has abandonado a los que te buscan, Señor.
en todo agradeced; que ésta, voluntad de Dios en Cristo Jesús para con vosotros.
vana palabra y mentida lejos de mí haz; y riqueza y pobreza no me des, sino fíjame lo necesario y lo bastante; a fin de que, abundando, no mendaz me haga y diga: «¿Quién me ve(c) ?» o empobrecido, hurte, y jure por el nombre de Dios.
Pero puede Dios toda gracia colmar en vosotros, para que en todo siempre toda suficiencia teniendo, abundéis en toda obra buena;
Y mi Dios llenará toda necesidad de vosotros, según su riqueza, en gloria, en Cristo Jesús.
Sea, pues, que comáis, sea que bebáis, sea que algo hagáis, todo a gloria de Dios haced.
Venid a mí, todos los trabajados y recargados, y yo os refrigeraré. Alzad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, porque suave soy y humilde del corazón, y hallaréis alivio para vuestras almas; que mi yugo es bueno; y mi carga, ligera es.»
agradeciendo al Padre que nos ha capacitado para la parte(b) de la herencia de los santos, en la luz;
He aquí mi Dios, mi salvador; confiado estaré en él, y no temeré; por esto: porque mi gloria y mi loor, Señor; y se me ha convertido en salvación.
cuyo fin, perdición; cuyo dios, el vientre, y la gloria, en la vergüenza de ellos, los que lo terreno sienten.
Pues ¿quién te juzga? ¿Y qué tienes que no hayas recibido? Pero, si también lo ha recibido ¿qué te glorías, como si no lo hubieses recibido?
Mejor, un bocado con alegría, en paz, que casa de muchos bienes e injustas víctimas, con altercado.
El inocente de manos, y puro del corazón, que no ha recibido para lo vano(b) su alma, ni jurado, en dolo, a su prójimo.
Exhórtoos, pues, yo el prisionero en Señor, a que dignamente(a) caminéis del llamamiento con que habéis sido llamados, con todo humilde sentir y mansedumbre; con longanimidad, soportándoos en amor, apresurándoos a guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz:
pero los que aguardan a Dios, mudarán fuerza(g) ; alas criarán, como águilas; correrán, y no trabajarán; caminarán, y no hambrearán.
Que de paciencia tenéis necesidad, para que, la voluntad de Dios haciendo, reportéis la promisión.
Y, lo bello haciendo, no desmayemos; que en el tiempo propio, segaremos, no desfalleciendo.
Y no sólo(a) , sino que nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación paciencia obra; y la paciencia, probación, y la probación, esperanza; y la esperanza no confunde; porque el amor de Dios difundido está en nuestros corazones por Espíritu Santo el dado a nosotros.
Y me ha dicho: «Bástate mi gracia; que el poder en flaqueza se perfecciona». Muy a placer, pues, más bien me gloriaré en mis flaquezas, para que se empabellone en mí el poder del Cristo.
De(d) magnificencia de fuerza, el nombre del Señor; y los que a él recurren, justos, son exaltados.
Y preguntábanle también soldados, diciendo: «¿Qué haremos también(e) nosotros?» Y díjoles: «A nadie concusionéis, ni calumniéis, y contentaos con vuestros estipendios».
Todo haced sin murmuración y vacilaciones; a fin de haceros intachables e íntegros, hijos de Dios, irreprensibles en medio de una generación torcida y depravada; entre quienes lucís como lumbreras en el mundo;
Gracias doy al que me ha confortado: Cristo Jesús, el Señor nuestro, porque fiel me juzgó, poniendo en ministerio
y a rivalizar en sosegaros y hacer las cosas propias y trabajar con vuestras manos; según os hemos preceptuado,
con la esperanza, gozándoos; en la tribulación pacientes; en la oración, perseverantes;
Pero vosotros, linaje escogido, regio sacerdocio, gente santa, pueblo de adquisición(b) ; para que las virtudes anunciéis del que os ha llamado de tinieblas a su maravillosa luz;
ni, en conminación tuya, los montes trastrocar; ni tus colinas serán removidas; así ni la de mí para contigo misericordia desfallecerá; ni la alianza de tu paz no será quitada, no; porque dijo «Propicio(b) a ti, Señor(c) ».
como todas las cosas(b) a nosotros, de su divino poder, para vida y piedad; el que ha sido donado(c) por el conocimiento del que nos ha llamado a la propia gloria y virtud. Por las cuales, las muy grandes y preciosas promesas nos ha donado; para que, por ellas, os hagáis de la divina partícipes naturaleza, huyendo de la del mundo de concupiscencia corrupción.
Y la paz del Cristo triunfe en vuestros corazones; a la cual también fuisteis llamados en un cuerpo; y gratos(d) haceos.
¿Por qué nos has desechado, Dios, hasta el fin? ¿se ha airado tu furor sobre las ovejas de tu dehesa?
Porque no mucho se acordará de los días de su vida(j) porque Dios le distrae en alegría de su corazón.
Pero los de Cristo Jesús, la carne han crucificado con las pasiones y las concupiscencias.
«No os atesoréis tesoros sobre la tierra, donde carcoma y herrumbre destruyen, y donde hurtadores desentierran y hurtan; pero atesoraos tesoros en el cielo donde ni carcoma ni herrumbre destruyen y donde hurtadores no desentierran ni hurtan; pues, donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón.
Pero gracias a Dios, que fuisteis siervos del pecado, habéis, empero, obedecido de corazón a la forma que os entregasteis de doctrina; y libertándoos del pecado, os habéis hecho siervos de la justicia.
Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre elevaré mis manos. Como de médula y grosura(b) llénese mi alma; y labios de alborozo loarán tu nombre.
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo; el que nos ha bendecido en toda bendición espiritual, en lo celeste, en Cristo;
Ved qué amor nos ha dado el Padre: que hijos de Dios nos llamemos; y somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció.
Señor disipa consejos de gentes; y anula pensamientos de pueblos; y anula consejos de príncipes. Pero el consejo del Señor por el siglo permanece; los pensamientos de su corazón de generaciones en generaciones.
Sométete al Señor y suplícale; no te enceles por el que prospera en su vida, por hombre que hace maldades.
y dieres al hambriento el pan con tu alma; y alma humillada hartares; entonces nacerá en las tinieblas tu luz; y tus tinieblas, como mediodía;
Justificados, pues, por fe, paz tengamos para con Dios, por nuestro Señor Jesucristo; por el cual también el acceso hemos alcanzado a la fe por esta gracia, en que nos alzamos y gloriamos en esperanza de la gloria de Dios.
a quien no viendo, amáis; a quien ahora no mirando, pero creyendo, os alborozáis con gozo inenarrable y glorificado;
Por lo cual no desmayamos, sino que, aunque nuestro exterior hombre se corrompe, empero el interior es renovado día a día.
«Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; golpead, y se os abrirá. Pues todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que golpea, se le abrirá.
Pero el fruto del espíritu es: caridad, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe,
Nada os afanéis; sino en todo, por la oración y la plegaria, con agradecimiento, vuestras peticiones manifiéstense ante Dios. Y la paz de Dios, la que supera a todo entendimiento, custodiará vuestros corazones y vuestras inteligencias en Cristo Jesús.
acogiendo verdad y guardando paz. Pues en ti con esperanza esperé, Señor, hasta el siglo, el Dios, el grande, el eterno;
Siempre alegraos; incesantemente orad; en todo agradeced; que ésta, voluntad de Dios en Cristo Jesús para con vosotros.
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